PropertyValue
opmo:account
opmo:content
  • Pau Guardans i Cambó, una figura destacada en el mundillo turístico, ha heredado el inmueble que se hizo construir su abuelo, el presidente de la Generalitat Francesc Cambó, cuando propuso la urbanización de la Via Laietana como desagüe de los flujos peatonales que asfixiaban el barrio Gótico. Desde entonces ha llovido mucho sobre Barcelona. Entre otras aguas, las del ciclón del barrio neoyorquino Soho que anega de hoteles bambalina las grandes capitales del planeta, como el Mercer o el Tribeca Grand de Nueva York, el Sanderson de Londres, el Sezz de París o el Urban de Madrid. Sobre el edificio del aví, el joven Cambó ha insistido en rubricar con una consonante extrema el apelativo de Grand Hotel evocador de aquellos años veinte tan espléndidos para la burguesía catalana residente en la zona. La otra mitad del nombre, Central, quiere informar de su carácter nuclear, mundano, orientado hacia la calle peatonalizada que conduce a la catedral, al Ajuntament y al Palau de la Generalitat. El lugar reserva a los incondicionales del ragtime unos interiores únicos para tomarle el pulso a la ciudad, como el volumen respirable del vestíbulo y el hueco racionalista de la escalera, relegados en cualquier caso a un papel secundario por las interioristas. Tonalidades neutras Sandra Tarruella e Isabel López, brillantes por sus trabajos en el hotel Omm y en los restaurantes del grupo Tragaluz, han anulado aquí con su propuesta minimalista de tonalidades neutras y espacios en penumbra la teatralidad que ofrecía el forjado de barandas y pasamanería clásica del edificio. Los dormitorios dan continuidad a esa semipenumbra gracias al contenedor de madera que separa la entrada de la zona de baños, convertido en una eficiente caja de luz y en guardarropa, pese al espacio que roba a la alcoba. Desde la bañera se atisba, a través del ventanal del fondo, el relieve arquitectónico del barrio Gótico. Un panel de madera ejerce de cabecero y se tiene por único ornamento de la habitación. Lo que se hace más evidente en aquellas de tipo loft. Todo fluye en silencio, gracias al buen aislamiento de los muros. Todo es de una cotidianidad inesperada. ¿Será esta dramaturgia zen la contribución estética del hotel? Ausente de los bajos del edificio, consignados para albergar el café-restaurante que con el nombre de Actual dirige el chef Ramón Freixa, el escenario teatral se ha instalado en el ático, entre hamacas, colchonetas, floreros encendidos de palmas y un horizonte de vértigo. Allí desborda su intenso azul la piscina, entarimada de teca, espejo panorámico de los tejados barceloneses, los rascacielos del Port Olímpic, la torre de Jean Nouvel, el telecabina del puerto y la cicatriz viaria de Laietana. En primer plano, tras la lámina de agua, se intuyen las ondulaciones cerámicas que irisan la cubierta del Mercat de Santa Caterina, obra cumbre de Miralles/Tagliabue en la sempiterna capital del disseny.
sioc:created_at
  • 20061104
is opmo:effect of
sioc:has_creator
opmopviajero:language
  • es
geo:location
opmopviajero:longit
  • 605
opmopviajero:longitMeasure
  • word
opmopviajero:page
  • 14
opmo:pname
  • http://elviajero.elpais.com/articulo/20061104elpvialbv_2/Tes (xsd:anyURI)
opmopviajero:refersTo
opmopviajero:subtitle
  • GRAND HOTEL CENTRAL, atmósfera barcelonesa con toques de 'disseny'
sioc:title
  • Elogio de la penumbra
rdf:type

Metadata

Anon_0  
expand all