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SEGÚN LAS estadísticas de la UE, el alcohol está presente en más del 20% de los accidentes mortales, aunque en países como España y Suecia la tasa supera el 30%. El país nórdico, una referencia en políticas de seguridad vial, anunció en 2004 que obligaría a montar dispositivos antialcohol a partir de 2010 en los vehículos profesionales, y en los particulares desde 2012. Un año después, a finales de 2005, Volvo presentó una llave de arranque con alcoholímetro integrado que obligaba al conductor a pasar la prueba de alcoholemia para poder iniciar la marcha. La marca sueca sólo quería sondear su aceptación y no aplicó el sistema. Pero Saab, su competidora, retoma ahora la idea y presenta una llave similar, aunque más completa, que podría ofrecerse como opción en alguno de sus modelos.
La llave del coche, del tamaño de un pequeño teléfono móvil, incluye una boquilla por la que el conductor debe soplar. Si da negativo, podrá arrancar con normalidad e iniciar la marcha. Pero si da positivo, la llave no desactivará el inmovilizador del vehículo y el motor no se pondrá en marcha. Para no perder tiempo en el proceso, la comprobación dura menos de cinco segundos y se puede realizar antes de acceder al interior: la llave tiene un radio de acción de 10 metros. El dispositivo equipa un sistema de seguridad que mide la temperatura del aliento y detecta si está soplando una persona real o un dispositivo artificial. En ese caso el coche queda bloqueado. La batería dura un año si se hacen cinco comprobaciones diarias, y como hay que acudir a un concesionario Saab para sustituirla, incluye una luz que se enciende cuando llega al 20% de su capacidad.
Saab ensayará la llave durante seis meses en una flota de 100 vehículos que incluirá taxis, directivos de la marca y empresas de alquiler. Cuando finalice, el sistema podría ofrecerse como opción en los Saab 9-3 y 9-5. El precio rondará los 300 euros.
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