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Imaginar un cruce de calles en una gran ciudad de la India es pensar en el caos absoluto. Sin embargo, gracias al objetivo de Olivier Föllmi, este hormiguero de peatones, motocicletas y rickshaws resulta un mosaico de impactante armonía. Como si al despojar al conjunto de su condición temporal, objetos y sujetos fueran las piezas de un puzzle en el que todo encaja. En Homenaje a la India, este fotógrafo alemán realiza un recorrido de punta a punta del subcontinente a través de unas doscientas fotografías.
Más que un viaje documental, se trata de un recorrido sensitivo y emocional, un muestrario de instantes reconcentrados cargados de espiritualidad. Desde los gats de Benarés hasta los picos del Himalaya, valiéndose de un gesto o una sonrisa, Föllmi fabrica retratos de impactante fuerza o exuberantes paisajes que magnifican la fragilidad del ser humano. Estampas de un país que asedia los sentidos del viajero, y que, en cambio, transmiten silencio y parsimonia. "Amo la India por su comunicación silenciosa. En este país que, sin embargo, es increíblemente ruidoso, ninguna emoción se expresa verbalmente", escribe el fotógrafo en el epílogo del libro. Una obra en la que saborear sin prisa la profundidad en la mirada de un asceta o un niño de la calle, la fuerza del monzón, la textura pétrea de un templo o los colores del crepúsculo reflejados sobre el Ganges.
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