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  • Hay días en Madrid en los que sólo apetece estar calentito. Esconder la cabeza y recogerse frente al frío que baja de la sierra. No hay que desesperar; la ciudad, que de normal se lanza a la calle a la menor ocasión, tiene algunos rincones acogedores para que esos días pasen felices y pronto podamos volver a conquistar las aceras. 1. EL TRÓPICO DE CRISTAL. INVERNADERO DE ARGANZUELA Da igual el tiempo que haga fuera, dentro hay unos 27 grados. Los necesitan los cactus, helechos, orquídeas, un curioso árbol chicle y las otras 9.000 especies que alberga el invernadero. El Palacio de Cristal de Arganzuela ocupa 7.000 metros cuadrados dentro del recinto del antiguo matadero municipal, uno de los mejores ejemplos de la arquitectura industrial de principios del siglo XX, proyectado por Luis Bellido y González. El espacio sirvió en origen como almacén de verduras, por lo que aún se le conoce como "la nave de las patatas", aunque también sirvió como porquera, oficina de sindicatos, salón de verbenas e incluso plató cinematográfico. En 1992 fue remodelado, convirtiéndose en una estructura de acero y cristal, al estilo de la arquitectura de hierro del XIX, que proporciona un paseo luminoso y cálido por tres grandes ecosistemas: desértico, tropical y subtropical, donde se llega a alcanzar el 80% de humedad relativa. Una selva blanca en plena M-30. - Invernadero Palacio de Cristal de Arganzuela (915 88 61 37). Paseo de la Chopera, 10. De martes a domingo, de 9.30 a 17.30. Entrada gratuita; hay que presentar el DNI. 2. UN 'HAMMAM' EN ATOCHA. MEDINA MAYRIT A media luz, sándalo en el vapor y el cuerpo a remojo en el hammam. No hay que viajar para posar en esta exótica foto; los baños árabes de Medina Mayrit (el nombre del sitio donde se ubica Madrid entre los siglos VIII y XII) ofrecen un rincón de misterio y silencio en pleno corazón castizo. El local incluye una tetería, un restaurante con espectáculo y un bazar; pero la estrella está bajo la antigua estructura de aljibe, un hammam decorado en puro estilo andalusí con una sala de vapor para limpiar las toxinas urbanas y tres salas de agua caliente, templada y helada cuyo contraste aviva la circulación de la sangre. El tour húmedo dura una hora y media y puede incluir masajes relajantes con aromaterapia o vigorizantes con guante de crin. Medina Mayrit (902 33 33 34; www.medinamayrit.com). Atocha, 14. Desde 20 euros sólo baño hasta 67 euros un paquete de baño, masaje, cena y espectáculo. Turnos desde las 10.00 hasta las 24.00. Hay que llevar bañador y conviene reservar. 3. EL CALDO QUE BEBIÓ MATA HARI. LHARDY Cuando abrió Lhardy, a la Puerta del Sol no le habían puesto todavía el reloj. Inaugurado en 1839, el local de caoba de Cuba presume de ser el primer restaurante propiamente dicho de la capital, es decir, el primero en servir con precio fijo, minutas por escrito y en mesas separadas. En 1885 se instauró la tradición del consomé autoservido en el samovar de plata, y causó furor entre las damas de la época, ya que fue éste uno de los primeros locales donde se las dejó entrar solas. Hoy, ellas y ellos siguen disfrutando de aquel innovador self service al fondo de la barra. Desde Isabel II, que se refugiaba en sus salones privados, hasta Mata Hari, que fue detenida en el Ritz poco después de almorzar aquí, Lhardy es un refugio de historia y anécdotas. El restaurante es caro, pero el souvenir en forma de reconfortante taza de caldito sale por dos euros. - Lhardy (915 21 33 85; www.lhardy.com) . Carrera de San Jerónimo, 8. 4. COPAS COMO EN CASA. MAKITA Las sillas son cada una de su padre y de su madre, la luz a medio gas favorece a cualquiera y la música es amable y suena bajito. Nada de diseños estridentes, chunda chunda ni aglomeraciones; el calor de la noche en Makita tiene otro ritmo. Pensado como un híbrido entre salón de té y cuarto de estar, este local de Las Vistillas es acogedor y romántico sin caer en el cliché. Hay tés naturales e infusiones, pero también gin tonics en copa de globo, piña colada, mojitos y el cóctel makita (vodka, Benedictine y zumo de naranja natural). Ver cómo se empañan los ventanales a la calle por el calorcito que hace dentro es impagable. - Makita. Calle de Don Pedro, 20. Abierto hasta las 2.30. 5 EN LA COCINA DE OTRO. ALAMBIQUE Cuando hace frío, el mejor sitio es la cocina. Pero entre el tamaño de los pisos modernos y los platos sucios, la propia puede ser un engorro. Alambique es la cocina soñada por cualquiera. Una tienda diáfana habitada por mandolinas, rodillos, tamices, morteros, cucharas de boj y exquisitas cacerolas de hierro esmaltado Le Creuset. Una boutique para gourmets que completa su oferta con clases de cocina in situ. Al fondo de la tienda hay unos fogones con una barra alrededor donde se imparten cursos con títulos que van desde Deliciosos pucheros hasta Shushi y sashimi, pasando por Cocina sencilla sí, pero con mucha gracia. - Alambique (915 47 42 20 y 915 59 78 58, www.alambique.com). Plaza de la Encarnación, 2. 6. UN RINCÓN BRITÁNICO. LIVING IN LONDON Cozy es la palabra inglesa que mejor describe todo lo que es acogedor, cálido y un poco cursi. Un tea cozy es un abriguito para conservar el calor de la tetera, un egg cozy hace lo mismo por el huevo pasado por agua. El mero hecho de que existan tales artilugios, ya reconforta en los días de invierno. Celebrando ese espíritu británico de recogerse en la belleza de lo mono cuando llueve, hay en la calle de Santa Engracia dos locales adyacentes: la tienda y el salón de té Living in London. En la tienda, productos ingleses como tea cozies, flores secas aromatizadas, bolsas de tela plastificadas como las de Harrod's o cojines con escenas de caza. En el T Room, la exquisita decoración se une a deliciosas sopas, sándwiches y tartas, y a una extensa carta de tés. Ideal para el brunch y la ineludible cita de las cinco. - Living in London T Room (913 19 79 58). Santa Engracia, 4. De 10.00 a 22.00, se come por unos 25 euros. La tienda: 913 10 39 32. 7. MADRID EN DOS VUELCOS. LA BOLA A principios del siglo XX, en La Bola se servía el cocido en tres turnos: primero, los obreros apoquinaban 1,15 pesetas por caldo, verduras y garbanzos; luego, los estudiantes subían a 1,25 para que les pusiesen gallina, y, por último, llegaban los periodistas y los senadores, y se completaba el asunto con carne y tocino. Mucho han cambiado las cosas (y el estatus de las profesiones) desde entonces, pero el plato típico madrileño sigue sonrojando mejillas entre la Almudena (9 de noviembre) y San Isidro (15 de mayo). Hoy el cocido es igual (dos vuelcos) para todos y cuesta 17,40 euros. Se hace en pucheros individuales de barro y se cuece en horno de leña, pero cuentan que el secreto está en el agua de Madrid. - La Bola (915 47 69 30; www.labola.es). Conviene reservar. Plato de cocido, 17,40 euros.
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  • Siete planes madrileños para mantener el calor en pleno invierno
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