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  • Tan sepia como la canción. ¿Qué hace un parador como el Fray Bernardo de Fresneda con una música de supermercado como ésta? Vale que el buen gregoriano ya suene en la catedral y que el genuino parador de Santo Domingo de la Calzada sea el instalado en el antiguo hospital de peregrinos de la localidad. Pero no es concebible que el último estreno de la red nacional de Paradores, acoplado en un ala del antiguo convento de San Francisco y dedicado a la memoria de quien fuera confesor de Felipe II, ofrezca tales ligerezas en su ambientación acústica. Máxime en un monumento que debe su traza a Juan de Herrera, inconfundible en la sobriedad de su fachada y su espadaña, ascético en la acentuación de los contrafuertes de las naves, mayestático en la escala del claustro. Lo reseñable de esta nueva apertura es su consagración a la docencia hostelera, y eso disculpa todos los argumentos anteriores. Quienes ofician en los fogones, en los dormitorios y en la recepción al huésped son los alumnos del ciclo teórico-práctico que imparte el centro de formación del Hostal de San Marcos, en León, cantera de los futuros profesionales. Y, como nadie merece ser conejillo de indias, este parador alojará sólo a una clientela previamente concertada de empresas o colectivos avisados de su carácter escolar. El orden renacentista del nuevo parador baila un minué decorativo con el mobiliario, procedente del desmantelamiento de otros paradores. A expensas de la actual moda vintage, vuelven las inefables poltronas de Muguruza, los taquillones castellanos de Artespaña, los grabados folclóricos, las lámparas castizas... Dos jardines cierran las caras anterior y posterior del edificio. En las habitaciones, la mayoría de un tamaño razonable, el televisor y el minibar se disimulan dentro de un aparador, mientras que el hueco intermedio se aprovecha como escribanía y fondo de enchufes. En la línea habitual de Paradores, el baño se ve obsoleto, pero muy limpio y bien atendido. Sin duda, lo más llamativo del parador es la cúpula con doble crucería de madera y una luz de 30 metros que cubre el antiguo patio de novicios, hoy adaptado como restaurante. Situado a un costado del edificio principal, sin que toque sus sillares, constituye un escenario contemporáneo ideal para la docencia y la experimentación sobre los nutrientes a la riojana: menestra, patatas con chorizo y chuletillas al sarmiento, sazonados con vino de la tierra.
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  • PARADOR BERNARDO DE FRESNEDA, mobiliario 'vintage' en Santo Domingo de la Calzada
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  • De convento a hotel escuela
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