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  • Una macroterraza de diseño situada en la segunda planta del Imax, sobre el mismo puerto de Barcelona, alberga este restaurante-club de vistas privilegiadas, contiguo a un local de copas. Espacio polivalente con pocos meses de actividad, en el que cuatro socios -dos de ellos, Borja y Juan Carlos Iglesias, responsables del restaurante Rías de Galicia- intentan ofrecer una comida singular basada en el binomio producto-creatividad a partes iguales. En esencia, pescados y mariscos que se enorgullecen de recibir directamente desde las lonjas gallegas, que se someten a preparaciones elementales y a los que aplican toda su imaginación para conseguir platos aparatosos, estéticamente deslumbrantes. Si no fuera porque los productos son buenos, podría pensarse que se trata de uno de esos restaurantes de moda (informal dining-casual dining) que tanto proliferan en las grandes ciudades españolas. De entrada, su servicio actúa de manera tan torpe (desatención del cliente en el servicio del agua y el vino, confusión en la adjudicación de platos) que las negligencias de la sala incitan a suponerlo. Y ello en un local cuyas facturas rondan los 100 euros por persona. ¿Cuáles son sus méritos? Sin duda, la calidad de las materias primas y la sencillez de unas preparaciones que, en general, resultan agradables. No es lógico que sea de otra manera en una carta en la que los productos principales se reseñan con negrita para destacar su notoriedad dentro de las propuestas. Resultan magníficos los gruesos tentáculos de pulpo tratados a baja temperatura en compañía de pequeñas esferas de aceite (técnica de Ferran Adrià), a los que perjudican unas patatas de sabor extraño. Son espectaculares las navajas asadas, a las que no benefician unas alcachofas con intenso gusto a limón, y no dan la talla los berberechos al vapor, algunos con arenilla. Mejor suerte corren las verduritas hervidas (zanahorias, calabacines, espárragos) a pesar de que la presencia de las setas sea abrumadora. Reproches que desaparecen en el taco de merluza con huevo y habitas, pero que vuelven a rebrotar en el chuletón de vaca gallega aderezado con crema de piquillos, bastante discreto.
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  • MONDO, nuevo multiespacio con restaurante de cocina creativa, bar de copas y zona 'lounge'
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  • Festín de mariscos gallegos en Barcelona
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