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El Palace de Nueva York es, según la revista de viajes Condé Nast Traveler, uno de los mejores sitios de esa ciudad para alojarse. Un hotel opulento que destila lujo clásico en una de las zonas más turísticas de Manhattan, a sólo dos pasos de la catedral de San Patricio.
Precisamente por eso, el bar Gilt es, todavía más, un interior extraño y audaz en un lugar con categoría de mito: el patio de la entrada de la histórica Villard House. El diseñador francés Patrick Jouin (Nantes, 1967) ha puesto un toque futurista -¿acaso un poco irreverente?- con un bar-restaurante-bodega, inaugurado hace poco más de un año, que rinde homenaje a las conocidas cúpulas geodésicas del arquitecto estadounidense Buckminster Fuller y a los maestros del arte de los pliegues (origami).
"Gilt no se ha proyectado para deslegitimar lo antiguo, sino para establecer un diálogo", afirma Jouin sobre su diseño. Gracias a él, este sitio se ha convertido en uno de los lugares de moda entre los treintañeros neoyorquinos. Dentro se puede oír desde a Ella Fitzgerald hasta a Michel Bublé, y disfrutar de una amplia gama de cócteles y vinos de Francia, Italia o California (entre los españoles, apenas figura en la carta un cava catalán).
La barra, curva y de aspecto ligero, se ilumina desde abajo. Los taburetes Lem, de los diseñadores japoneses Shin y Tomoko Azumi para la firma italiana de mobiliario contemporáneo La Palma, se asemejan a gotas de mercurio, y refuerzan esa idea de encontrarse en un espacio "líquido y metálico, mágico y venenoso a la vez", según el diseñador francés.
Paisaje caleidoscópico
Al fondo surge el paisaje caleidoscópico que centra toda la atención: una pared a modo de geoda que va cambiando de color y que refuerza su personalidad gracias al contraste de las vidrieras clásicas, el suelo de madera o los frisos de las paredes, a los que, de paso, pone en valor. ¿Se atraen los polos opuestos?
La respuesta, claro está, es afirmativa. Pero el éxito de Gilt reside en que la confrontación no significa distorsión. "Se trata de dos lenguajes extraños que se llevan bien", remata Jouin.
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