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  • La hospitalidad ya no es una cuestión de detalles, como propuso Antonio Catalán hace 20 años. Ahora lo que seduce de un hotel es vivir una experiencia irrepetible, aguzar los sentidos, cultivar las emociones... Así es que el fundador de las cadenas NH y AC se ha metido otra vez en el laboratorio y ensaya, sin divulgarlo aún demasiado, un nuevo concepto de dormitorio, que rompe con la habitual estructura en L para embutir en el medio de la estancia una caja de ducha diseñada como una pieza mobiliaria independiente. A falta de confirmar su rendimiento y aceptación pública, lo cierto es que esta innovación probada en el recién abierto AC Feria de Madrid supone un aviso para navegantes de lo que va a marcar tendencia en el interiorismo. Situado al filo de la M-40 y muy cerca del recinto ferial de Ifema, el hotel no se significa apenas por su virtud arquitectónica, aunque el funcionalismo del edificio añade una lógica geométrica y contemporánea a la nueva zona de expansión urbana de la capital. El interior amalgama desde la entrada las instalaciones y servicios característicos de la fórmula AC: un espacio multiuso, de tres piezas, donde estar, reunirse, leer el periódico, tomar una copa y navegar por Internet, presidido por un monitor de televisión de gran formato. Minimalismo atemperado A un extremo se abre el comedor, decorado con un indisimulado efectismo visual, si bien la cadena de Catalán parece haber atemperado el minimalismo japonés de sus inicios creado por el estudio arquitectónico GCA. Pero persiste aquí la asignatura pendiente de una buena cocina, sacrificada en aras del espectáculo gastronómico del menú degustación. El desayuno, al menos, se ve bien atendido y mejor surtido. Ignacio Espinoza, el joven asturiano que dirige el establecimiento, se encarga personalmente de supervisar la reposición de los alimentos. La tarifa de promoción (85 euros) justifica sobradamente el encajonamiento de las habitaciones, más acusado en las dos experimentales -la 602 y la 619-, cuya fragmentación y acristalamiento del área de baño contribuye a elevar el tono etéreo del lugar. En esas apreturas se ha conseguido hueco para el armario, una mesa de trabajo con mueble bar y hasta un sofá, de lo más cómodo y utilitario. Lástima que la insonorización de los tabiques sea tan deficiente y que la tarima del suelo carezca de personalidad. Junto a una mesita auxiliar de chapa, la silla de cuero es la pieza más design del dormitorio, aunque la experimentación decorativa seguirá en el futuro por empeño de los animosos gestores de la cadena, dispuesta a liderar la hotelería conceptual en España en los próximos años.
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  • AC FERIA DE MADRID, un laboratorio para las habitaciones del futuro
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  • Caja de ducha central
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