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  • Aunque por fuera son parecidos, el X5 2007 es un coche nuevo con las tecnologías de las berlinas más exclusivas. Se arranca con un botón, lleva freno de mano electrónico (por tecla) y estrena una palanca de cambios con selector electrónico que incluye una tecla para la marcha atrás y dos carriles para el modo automático y el secuencial. El puesto de conducción es alto, pero tiene el volante situado como en los turismos, y la visibilidad es muy buena. Buenas prestaciones El X5 sólo tiene un turbodiésel, el 3.0d de seis cilindros y 235 CV. En el futuro habrá otros más potentes, pero éste ofrece unas prestaciones muy satisfactorias, gracias en parte al cambio automático de seis marchas: está muy bien escalonado para sacarle partido y tiene un selector electrónico que actúa al instante con tal suavidad que apenas se notan los cambios. El conjunto permite llanear a punta de gas sin esfuerzo; en ciudad y zonas de curvas mueve el peso sin pereza y se recupera siempre con brillantez, ya sea a bajo régimen o en subidas, donde gana velocidad incluso en sexta. Además tiene fuerza casi desde el ralentí, responde con poderío y se estira por encima de 4.500 vueltas sin dar sensación de ir forzado. Y todo con una sonoridad mínima. Otra virtud es el consumo. A pesar de su potencia y peso -más de dos toneladas-, apenas gasta nueve litros en conducción suave, y no pasa de 12 en ciudad, pistas de tierra y estirando las marchas. Más estable que cómodo El X5 mantiene las suspensiones independientes y ofrece una estabilidad muy eficaz para su volumen y cercana a la de una buena berlina. Impacta el tacto preciso de la dirección, porque entra en las curvas a la menor insinuación del volante, sigue la trayectoria con fidelidad y balancea poco, algo inhabitual en los 4×4 grandes. La tracción 4×4 varía el reparto de la potencia entre los dos ejes cuando lo necesita, y, como trabaja coordinada con el control de estabilidad DSC, da la sensación de que actúa con antelación para mejorar las reacciones. El resultado es un comportamiento eficaz y seguro en cualquier trazado, sea rápido o lento. En carreteras amplias y autopistas navega sobre el asfalto con un aplomo envidiable, y en zonas viradas es ágil y apenas se nota el tamaño. El aspecto más mejorable es el confort, porque es algo seco en las ondulaciones y no ofrece la comodidad de las suspensiones neumáticas de otros 4×4, que se ofrecen como opción (3.971 euros). Los frenos paran muy bien sin acusar la fatiga y exigen el mínimo esfuerzo al conductor, que siente siempre todo bajo control. Aunque tiene imagen de todoterreno, los recursos del X5 en el campo son muy justos y sólo sirve para pistas de tierra. Al menos se mueve con solidez y absorbe bien los baches. Incluye de serie el control de descenso de pendientes, una garantía de seguridad en bajadas pronunciadas o embarradas.
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