PropertyValue
opmo:account
opmo:content
  • Poner en práctica el arte de elegir playas y disfrutar a placer de una existencia ociosa es un privilegio del veraneante español. A la fórmula de las tres eses -sand, sun, sex (arena, sol, sexo)- habría que añadir buenas dosis de galbana, deporte, música con buen rollo, gastronomía... Los 1.937 kilómetros playeros permiten el privilegio de descubrir un puñado cada temporada. PANORÁMICAS En torno a la desembocadura del río Piedras, en Huelva, donde afila su punta la flecha del Rompido, se concentra una fascinación paisajística como pocas. En este punto desemboca el caño de la Culata, señalado en la carretera con una nueva rotonda en Nuevo Portil (Cartaya). El trasiego de barcos menores, la arena del color del azúcar, son algunas de las sensaciones en este ecosistema donde el camaleón deposita todavía sus huevos. "En plenilunio y pleamar, la ría parece una autopista plateada", poetiza Manuel Gómez, encantador dueño del chiringuito, consumado experto en diferenciar el caviar beluga del caviar rojo, regados con una colección de vodkas que el Kremlin envidiaría. La costa vasca, acantilada en gran medida, es también fuente inagotable de playas para colocar en el salvapantallas del ordenador. El peñón del cabo Ogoño ofrece a su costado uno de los arenales más pintorescos de la costa vizcaína. Laga (Ibarrangelua), ideal para el paseo entre sus dunas restauradas, tanto para surfistas como para pintores, y bañistas, siempre que el mar lo permita. Una costumbre inveterada estriba en merendar chocolate con pan tostado en el restaurante Toki Alai. A fuer de ser peligrosa, la canaria playa de Nogales, en Puntallana (La Palma), reúne una importante riqueza paisajística y vegetal. Rodeada de escarpados riscos, embelesa ya sólo por los 340 escalones que descienden por el acantilado, entre cardonales y tabaibas amargas, bordeando la cueva del Infierno. Con marea descendente, la playa, de arena negra, se estira casi un kilómetro, y en algunos de sus rincones desovan las tortugas. PARA NIÑOS A la caleta de Es Grau, al noreste de Menorca, acuden, en algún u otro momento, la práctica totalidad de las familias menorquinas. Esta playa balear se encuentra en el paraje que goza de la mayor protección medioambiental en Menorca, el parque natural de S'Albufera des Grau. Es especialmente atractiva para niños y ancianos, que no dejan de alabar sus condiciones para el baño. Si no el cordón dunar, la gran baza de esta rada es la cadencia de azules primorosos de sus aguas en una bañera que apenas cubre en los primeros 40 metros. Bañarse con un menor de cinco años es un relax sin paliativos. El ejemplo es equiparable a la playa de Poo, en Llanes (Asturias). No hay que preguntar mucho en este concellu oriental por un lugar seguro para los nenos. En el laguito de Poo, el mar ni se ve ni se escucha y los papis se solazan a gusto en silencio, leyendo, compaginando asueto con conocimiento, o mirando cómo este globo deshinchado se inunda a ritmos lunares. Dos hoteles, ambos con restaurante, comparten esta piscina gratuita que se ve atravesada por la senda costera. En la base del faro de Chipiona, el más alto de España, la gente menuda alterna la playa de arena ancha y sin peligros de Regla con los típicos corrales chipioneros, que el Atlántico inunda en pleamar, dejando en marea baja un vivero de peces y marisco. El nombre de playa de las Canteras hace referencia a la piedra ostionera (arenisca) que se extrajo para erigir el faro más alto de España. En los circuitos educativos medioambientales se imparten explicaciones sobre los corrales a niños y curiosos dos veces por semana. INSULARES Una playa situada en una isla es el arquetipo del escapismo urbano. Uno de los ejemplos más esclarecidos de la costa española es La Caleta del islote de Lobos, a dos kilómetros del puerto de Corralejo, al noroeste de Fuerteventura. El islote es un paraíso cercano de 13,7 kilómetros de costa. Un día merece reservarse para sacar el máximo partido a La Caleta, bajo el cono volcánico de La Caldera, por sus blancas acumulaciones de arena, pero mejor por sus escollos que encalman el oleaje sin aislarla de las aguas abiertas. Su falta manifiesta de sombras favorece bronceados africanos. Tabarca es, claro, otra cosa. Una planicie que dejó Santa Pola y se plantó a 12 kilómetros de la costa alicantina. Es la única isla permanentemente habitada de la Comunidad Valenciana. Más allá del caldero tabarquino, que es sin duda su atractivo más demandado, a la par que la travesía en catamarán con quilla de cristal, su playa es más interesante de lo que muchos creen, puesto que si bien la superficie de la orilla es de gravilla, en su interior lucen fondos de arena y aguas translúcidas. SENDERISTAS La dificultad de acceso de muchas calas, si no frena, sí limita la afluencia de bañistas, algo directamente proporcional a la tranquilidad que destila el paraje. Rematar la caminata con un chapuzón lo es todo pasado Carboneras (Almería), en la playa de Los Muertos. En el punto de información, ya dentro del parque natural del Cabo de Gata-Níjar, hay que abandonar el vehículo. Podemos bajar el sendero acondicionado hacia un mirador de media altura que domina esta preciosa playa rectilínea, que culmina en el cabo de Mesa Roldán, con un islote que le confiere gran plasticidad. A un lado, la naturaleza primigenia; al otro, la megadesaladora, la cementera, los pantalanes: la otra cara de la moneda. Donde no hay peligro de industrialización es en el cabo Formentor, al norte de Mallorca. Que sienta cátedra en imagen y dramatismo visual. Antes del punto kilométrico 13, aparcar a mano izquierda y decidir: si el día es sofocante, no hay más que tirar para abajo y alcanzar en 15 minutos, en la cara oriental de Fomentor, cala Figuera, espectacularmente entallada en el cabo de Cataluña. ¿Que el día se muestra ventoso? Pues sólo cabe retroceder a pie la carretera unos metros, hasta el desvío a cala Murta. Los tres kilómetros de bajada asfaltada a pie atraviesan una de las mayores concentraciones de encinas en Mallorca y mueren en una caleta festoneada de pinos, con área recreativa, un antiguo chalé y un mirador en su banda derecha. NATURISTAS Los arenales donde se practica el naturismo acentúan este sentimiento de igualdad entre los hombres una vez desprovistos de sus accesorios. La tarraconense playa del Fangar, en la vertiente septentrional de la desembocadura del Ebro (Tarragona), es, además de nudista, uno de esos arenales amenazados por el cambio climático, si al final la elevación del nivel del mar se confirma. Sería una pena que las olas engulleran estas elevaciones de arena que la luz dora al atardecer. Salir de Deltebre hacia Riomar y playa de la Marquesa. A un kilómetro de ésta, por una pista de tierra que a menudo cubren las dunas, se alcanza este paraíso, que se comparte con charranes, chorlitejos, correlimos. Un clásico de los enclaves naturistas gallegos es el pontevedrés de Barra (Cangas de Morrazo). Para tanto usuario como llega a este paraíso de pinos y dunas, Barra es todo un modelo de limpieza gestionada por los propios bañistas. Varios cuchillones sirven en pleamar como de mamparas en la asturiana Mixota de Villamil (Tapia de Casariego). Otra maravilla. DUNARES Al sur de Gran Canaria, el sol es una constante. Aquí, Maspalomas nos reconcilia con la postal playera estelar del archipiélago canario. Cautiva este mar hecho Sáhara. Hoyos cónicos protegen del viento, y las preferencias sexuales tienen sus zonas acotadas bajo un clima tolerante y respetuoso. En uno de los bordes de la reserva, junto a La Charca, se acaba de abrir el Parque Toni Gallardo, palmeral en el que se puede ver una representación vegetal y animal de las dunas, desde garcetas hasta pollas de agua. Si las dunas de Maspalomas muestran una preocupante regresión, la gran duna de Corrubedo, en Riveira (A Coruña), mantiene sus descomunales constantes vitales en la punta occidental de la península de Barbanza. Lo suyo es visitar los centros de visitantes y de interpretación antes de apuntarse a una de las visitas guiadas por el parque natural del Complejo Dunar de Corrubedo y lagunas de Carregal y Vixán. Baste decir que esta masa viva y dinámica de arena avanza en dirección noreste a razón de medio metro al año, alcanza cerca de un kilómetro y llega a la friolera de 15 metros de altura. La pasarela que atravesaba la duna ha sido suprimida y actualmente sólo cabe el acceso lateral por dos ramales. Por su tamaño y grado de naturalidad, en Liencres (Piélagos, Cantabria) nos encontramos ante el sistema dunar más interesante de la costa cantábrica. Tanto caminando por la costa (un kilómetro y medio), hasta la ría que forma el Mogro, como paseando por la parte trasera, puede constatarse la espectacular restauración del sistema dunar. PARA PAREJAS Ésta sería una sección de las playas naturistas, claro. Cuerpos al sol, la persona deseada muy a mano, sol, calor, relax. Hay mucho de embriagante lasitud en rincones como la oficialmente nudista cala Murtra, en Roses (Girona), adonde puede llegarse, caminando durante 20 minutos, tanto desde la playa de l'Almadrava como desde la cala Rustella -otra preciosidad-, ésta señalizada en la carretera, unos dos kilómetros antes del restaurante El Bulli, de Ferran Adrià. La oscura gravilla de la costa del parque natural del Cabo de Creus sirve para solazarse bajo los pinos sin perder de vista el cabo Norfeu, que más parece un Gibraltar costabravense. A la alicantina cala de los Testos, accesible a pie por un empinado barranco por el que hay que descolgarse con cuerdas, se accede cómodamente en los hidropatines que alquilan en la cala de Moraig (Benitatxell) y es otra referencia ajena a los folletos turísticos. A los pies del morro Falquí se demuestra que a la naturaleza, como decoradora, nadie la supera. MARCHOSAS Desde hace 15 años, jóvenes de la provincia de Barcelona han tomado el chiringuito Lasal (www.lasal.com), de Mataró, como lugar de recalada con marchamo de modernidad. Cuenta con programación musical cada noche (los fines de semana, casi 24 horas), disc jockeys nacionales e internacionales, así como el diseño exterior del local que Luca Martello pergeña a diario en la playa de Sant Simó. Una sucursal de Lasal abre este verano en el paseo marítimo mataronés, poniendo el acento, antes que en la música, en la gastronomía (estará abierta todo el año). Quien pensara que Carlos Pérez se inspiró en Ibiza para fundar en El Palmar (Cádiz) el Chiringuito Aborígena (www.aborigena.net), yerra de plano. Él se preocupa de que diariamente se celebren variopintos espectáculos: circo, capoeira, danza del vientre y, sobre todo, cerca de 20 batucadas estivales (sin fecha predeterminada), que denotan, claro está, la proximidad de Los Caños de Meca. Siempre hay disc jockeys animando la noche y ríos de mojitos que fluyen junto a la arena mientras se aplauden las puestas de sol. PARA BUCEAR Pocas playas atraen a tantos buceadores en Canarias como la grancanaria de Cabrón, no lejos del faro de Arinaga. La playa surge ventosa y poco agraciada, pero bajo el agua combina roca y arena con un par de cuevas muy del gusto de las anémonas gigantes, por no hablar de bancos de roncadores y herreras. Medusa Sub (928 26 27 86; www.buceocanarias.com) organiza inmersiones. "Junio es un mes estupendo para el buceo en Denia (Alicante)", apunta Alfonso Sutil, instructor de Deniamar (www.deniamar.com), "puesto que con agua caliente o fría las especies no vienen por Las Rotas". ¿La recompensa? Dentones de medio metro, congrios y pulpos.
sioc:created_at
  • 20070616
is opmo:effect of
sioc:has_creator
opmopviajero:language
  • es
geo:location
opmopviajero:longit
  • 2273
opmopviajero:longitMeasure
  • word
opmopviajero:page
  • 1
opmo:pname
  • http://elviajero.elpais.com/articulo/20070616elpviapor_1/Tes (xsd:anyURI)
opmopviajero:refersTo
opmopviajero:subtitle
  • Pistas temáticas para comenzar una divertida temporada en la costa
sioc:title
  • Un, dos, tres... ¡A la playa!
rdf:type

Metadata

Anon_0  
expand all