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  • Comer un buen plato de pasta, abundante, casera y cocinada con productos frescos es algo que el restaurante Sasha garantiza. Y si la propietaria observa que el cliente va estresado, puede tener, además, la suerte de recibir unos minutos de masaje. Este restaurante italiano lleva funcionando un año y medio en el barrio de Gràcia de Barcelona y lleva el nombre de su dueña, Alessandra Carmagnola, en ruso. Entre los primeros hay dos platos clave: los linguine con frutos del mar (15,90 euros) y los spaghetti all'aglio, olio e peperoncino (7,90 euros). Las ensalas y los carpaccio, sobre todo el de pulpo y langostinos, son también una buena opción para empezar. De segundo es recomendable la tagliata, filete de ternera con rúcula y parmesano (18,90 euros) y el lenguado al vino blanco (21,50). En Sasha no hay menú, y se come por unos 30 euros. ¿Cuál es el secreto para sobrevivir entre tanto restaurante italiano? "Somos muchos, pero creo que la diferencia es que a algunos nos gusta más lo que hacemos". El añadido de los masajes tiene su origen en un viaje que Alessandra realizó hace tres años a Tailandia, donde observó cómo los clientes recibían masajes mientras comían, y le resultó muy original. Alessandra explica con una sonrisa: "Me pareció un gesto guapo. Hice varios cursos. Aplico técnicas que resultan relajantes. Y a la gente le gusta".
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  • Pastas y masajes
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