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  • La primera, la segunda, la tercera... y, ahora, la cuarta o quinta línea de playa. La Costa del Sol está tan saturada que el turismo se expande ya tierra adentro, por los yermos de Alhaurín de la Torre, donde el rey de la bollería industrial, Luis Martínez, ha invertido su fortuna en un complejo de vacaciones con spa, tenis, cine, salón de baile, centro médico, jardines, estanques, piscinas y vistas a un futuro campo de golf. Es la versión actual de un geriátrico para jubilados todavía activos que buscan un lugar al sol con servicios hoteleros y asistencia sanitaria, pero no renuncian a la vecindad de otros huéspedes más joviales. Las estancias se gestionan indistintamente en régimen de apartotel y de propiedad compartida, a partir de 19.500 euros la unidad habitacional. Un silencio aparente facilita la elección de Sol Andalusí para el veraneo entre el mar de ladrillos y grúas que puebla esta nueva trastienda del litoral malagueño. Aparente porque en temporada alta y fines de semana, el griterío de los niños queda incluso apagado por los esporádicos trabucazos de una instalación cercana de tiro al plato y por los intermitentes despegues del aeropuerto de Málaga, al fondo del valle del río Guadalhorce. El complejo tiene forma de herradura, con varios bloques de apartamentos aún en construcción, hasta sumar las 1.000 viviendas previstas a su alrededor. Una instalación termal destaca con cañones de agua y la ducha bitérmica. Al lado, un gimnasio de dimensiones descomunales y una piscina interior climatizada. Abajo, un piano-bar de estilo waldorf precede al comedor, de calidad aceptable en las cenas y algo precaria en el desayuno. La mayoría de los apartamentos se sobra en amplitud y buen gusto en su decoración, sin estridencias en el mobiliario y con un pavimento de mármol claro que otorga a la pieza frescor en verano. Salvo unas lámparas muy cursis que cuelgan del techo, el ambiente es sedoso, envolvente, equilibrado. Atípico en un complejo mediterráneo de esta categoría. Existe una fácil comunicación entre los distintos espacios: la cocina queda unida al salón por un mostrador, y una terraza corrida se abre al exterior para sestear con las cejas orientadas hacia las piscinas y el lago artificial. Mientras los niños chapotean en el agua, sus mamás reciben un masaje exfoliante en el spa y los abuelos juegan a naipes bajo las sombrillas.
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  • SOL ANDALUSÍ, ambiente equilibrado y cuidadas instalaciones en un complejo malagueño
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  • Espacios para el bienestar
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