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  • Aparte de los sistemas de seguridad que incluye cada coche (airbags, ESP...), que seguirán evolucionando, se trabaja en una red mundial de protección que intercomunique todos los vehículos entre sí y sirva para reducir al mínimo los accidentes. La idea es que un conductor sepa, antes incluso de poder verlo físicamente, si hay un camión averiado que corta el paso tras la siguiente curva de la carretera o si otro coche se ha saltado el semáforo del cruce al que se aproxima. El vehículo con problemas enviará una señal de aviso a todos los que se acerquen al punto conflictivo, y de esta forma sus conductores podrán reaccionar con antelación y evitar el peligro con seguridad. Este gran avance es una de las aportaciones del sistema de comunicación entre vehículos, que se experimenta desde 2000 y se espera que entre en funcionamiento en 2010. Cuenta con el apoyo de la Unión Europea, y ya en 2004 se constituyó un consorcio para agrupar a los principales fabricantes (Audi, BMW, Mercedes, Fiat, Opel, Honda, Renault, VW) y tratar de avanzar en la estandarización de la innovación y la armonización de la frecuencia de comunicación. El año que viene se realizará un ensayo general en Alemania, con al menos 500 vehículos intercomunicados. Aunque al principio las alertas entre coches se transmitían por ondas de radio, ahora se ha pasado a la tecnología wi-fi, por su mayor rapidez y capacidad en la transmisión de datos. Cada modelo funciona como una estación de emisión y recepción, con un radio operativo de unos 100 metros en ciudad y 500 en carretera. Si un vehículo sufre un accidente, su airbag se activará y el sistema de a bordo enviará esta señal a los coches de los alrededores, informándoles con antelación y precisión de la localización del percance. Cada conductor verá el aviso en la pantalla interior de su automóvil. La activación del ABS y del control de estabilidad ESP, y otros parámetros como la posición GPS, que puede determinar si el coche está dentro o fuera de la carretera, se utilizan también para iniciar o no las alertas. Las retenciones imprevistas en las autovías e incluso la presencia de hielo en la carretera podrían conocerse también con anticipación, sin necesidad de que ocurra un accidente. Por ejemplo, el ESP de un coche detectaría que una zona deslizante ha desestabilizado fuertemente el vehículo. La infraestructura necesaria en cada automóvil es relativamente sencilla: GPS, wi-fi y un pequeño ordenador, con un coste estimado de entre 300 y 500 euros. Además del claro incremento en seguridad, el sistema de comunicación coche a coche podría mejorar también la fluidez del tráfico, porque cada coche transmitiría información en tiempo real a los centros de control y a los demás vehículos, avisándoles de las carreteras más congestionadas y de las vías más despejadas en cada momento y situación.
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  • Diario El País S.L.
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  • Coches que se alertan entre sí para no chocar
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