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El director Álvaro Fernández Armero estrenó ayer su última película, Salir pitando, y nos comenta su reciente escapada a Berlín.
¿Por qué Berlín?
Por su gran vida cultural. Me impresionan las naves del barrio de Prenzlauer Berg, en el este, donde encuentras todo tipo de espacios: talleres de escultura, de teatro...
¿Qué otros sitios visitó?
El Museo de Pérgamo, donde me encantó, por la perfección y la fuerza de sus rasgos, una escultura egipcia llamada La cabeza verde de Berlín. También visité el estadio Olímpico, construido en 1936 y reformado en 2006. Su arquitectura es espectacular: rotunda y simétrica.
¿Estuvo en algún café?
Desde luego, los de Berlín son alucinantes y comodísimos. Por ejemplo, me encantó uno llamado Kaiser Sauzeé, como el personaje de Sospechosos habituales. Es una ciudad para perderse de café en café con un buen libro.
¿Recomienda algún restaurante?
Sí, uno muy divertido llamado Ball Room, que tiene un aspecto decadente como de los años cincuenta. Mientras cenas, la gente aprende a bailar swing y foxtrot en la pista.
¿Se dejó algo por ver?
Sí, quisimos ir al zoo y desistimos por la cola que había. Nos quedamos bastante sorprendidos de que hubiera tanta afluencia. Al volver a España descubrimos que era porque acababa de nacer Knut, el ya famoso osezno polar.
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