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La China Patino, cantante de Cycle, lanza el próximo 20 de noviembre su primer trabajo en solitario, De amor y muerte. Entre sus aventuras más memorables, conocer Tokio el año pasado.
¿Cómo fue la primera impresión?
Alucinante. Es como un cómic, tal y como uno se lo imagina. Todo extremadamente ordenado y alocado.
¿Y lo que no se esperaba?
Por ejemplo, no se puede fumar en las calles de algunos barrios, la música electrónica suena por toda la ciudad, y la exageración de aparatos electrónicos que se venden en el barrio de Akihabara.
¿Compró alguno?
No, pero me llevé muchos muñequitos de plástico. Para los coleccionistas, Tokio es el no va más. Los venden hasta en los sex shops junto con artículos divertidísimos, como consoladores de Hello Kitty.
¿Y fue a un karaoke?
Sí, fui a uno idéntico al de la película Lost in translation. Estaba en lo alto de un rascacielos (como casi todo en Tokio) y lleno de ejecutivos borrachos.
Parece que nunca fallan.
Es igual que las tribus de chicas kogal que inundan las calles con sus pintas únicas. Cuando fui, la tendencia era ir vestida como Beyoncé; todas teñidas de rubio y abrasadas de rayos UVA.
¿Y con sus rasgos nunca la tomaron por japonesa?
Para nada. Aquí siempre he sido La China, pero allí soy una turista occidental más.
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