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  • El Mazda 2 es un utilitario a la última que renuncia a la línea monovolumen del anterior, y adopta una carrocería más baja y muy moderna. La versión de la prueba incluye detalles que simplifican el uso diario, como acceso y arranque sin sacar la llave o sensores de faros y lluvia. Pero lo más meritorio de este coche es el esfuerzo por reducir consumos y emisiones rebajando el peso: al contrario que otros rivales, es casi cien kilos más ligero que el anterior, lo que mejora también las prestaciones, pero transmite al volante más sensación de solidez. Un motor eficiente y elástico El Mazda 2 sólo se vende por ahora con motores de gasolina y se han reducido los rozamientos internos para mejorar su eficiencia. El 1.5 de la prueba rinde 103 CV y va acoplado a un cambio manual de cinco marchas con la palanca en la consola central. Pero incorpora reglajes variables en las válvulas que, junto al acelerador electrónico y una inyección muy avanzada, aportan un funcionamiento agradable y muy limpio. Así, el ralentí apenas pasa de 600 vueltas, frente a las 800 habituales, y aparte de que cuesta apreciar si está en marcha, lo que se agradece en ciudad, no hace ruido ni vibra nada. Impresiona también al acelerar a bajo régimen, porque responde al instante desde 1.000 vueltas y evita muchas reducciones, otra ventaja en tráfico urbano. A medio régimen, es menos brillante y no tiene la fuerza de un turbodiésel, pero se estira hasta 6.500 vueltas y ofrece un margen de uso más amplio. Las prestaciones son satisfactorias en todo tipo de trazados: mueve bien el peso y no es perezoso al adelantar ni se queda en las subidas. Sólo se echa de menos una sexta marcha para viajar con menos ruido y llevar el motor más desahogado, porque es algo chillón a alto régimen. Pero, a pesar de esta carencia, el consumo es bajo para un motor de gasolina con su potencia: gasta seis litros a ritmos suaves y sólo pasa de ocho en ciudad y apurando las marchas. Control de estabilidad ESP de serie La versión 1.5 de gasolina sólo se vende en acabado Sport, que ofrece un comportamiento similar al resto, aunque añade ruedas más grandes de 16 pulgadas y un equipo de seguridad superior, con seis airbags y ESP de serie. Con esta base, el Mazda 2 no tiene las reacciones rápidas de los utilitarios más deportivos, pero ofrece un buen compromiso entre eficacia y confort, y una estabilidad muy correcta en todas partes. Es muy fácil y suave de conducir, destaca por su manejabilidad y hace sentirse compenetrado enseguida. Aunque las suspensiones no son muy rígidas, es ágil en cambios de dirección, no balancea en exceso y obedece al volante con precisión en las curvas. Y tiene aplomo en carreteras rápidas y autopista, da confianza y filtra bien los baches. Un utilitario cómodo y seguro que frena bien, transmite consistencia y ofrece una conducción agradable en ciudad y carretera.
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