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  • En el Cuaderno de un soñador, la cadena Hospes Hotels & Moments argumenta que el paraíso existe únicamente en la mirada que cada uno tiene de su entorno. Considerando la discreción arquitectónica del nuevo Hospes Madrid, compensa creerse la afirmación, ya que lo mejor del establecimiento es la vista que ofrece, desde sus ventanas y balcones, de la Puerta de Alcalá. El inmueble, ideado en 1883 por el arquitecto José María de Aguilar como residencia particular de la viuda del general Prim, se pierde entre la arboleda y las marquesinas de autobuses del cuadrante noroccidental de la plaza. La aproximación en coche es complicada, uno se expone a la ira de los guardias municipales. Afortunadamente, el portero se encarga rápidamente del equipaje y aparca el vehículo en un garaje concertado. No hay vestíbulo. La entrada, muy estrecha, alarga la morfología del edificio hasta un patio trasero transformado en terraza chill-out, un espacio minimalista que se las promete muy felices en verano, pero un tanto inclemente en el invierno madrileño. Esta terraza sirve para unir la zona de habitaciones con el comedor. La antigua cafetería Independencia, a pie de calle, se ha convertido en un bar de tapas evocador de la época. La mejor baza del complejo es el restaurante Senzone, dirigido por el chef Paco Morales y la sumiller Ruth Cotroneo, aterrizados desde Mugaritz tras su paso por la vicaría, en Rentería, a escasos kilómetros de San Sebastián. Una pena que no dispongan de un local con mayor holgura. Blanco impoluto Una constante en los hoteles de esta cadena es la desubicación del mostrador de recepción, como si no supieran qué hacer con él. Aquí se encuentra al fondo del zaguán, lo que deja aislada la zona de salones, el Bodyna Spa y el Lounge Bar, con sillones Chesterfield y vistas al parque del Retiro. En los dormitorios es donde Hospes saca pecho con su lema "Hotels & Moments. Tiempo para soñar, sentir, vivir...". Blancos impolutos, con la única nota colorista de los cosméticos Korres -de los mejores- y unos lavabos de fondo metalizado en ámbar. El baño, que ocupa casi la mitad de la pieza, deja a la vista una bañera elíptica, junto a la ventana, y una cabina de ducha con el novedoso sistema Rain, de lluvia fina. Fieles a la tendencia vintage que impera en la decoración de interiores, los responsables del equipo Hospes Design priman la escenografía y la tecnología sobre lo puramente arquitectónico. Así que el hotel bien vale una foto.
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  • HOSPES MADRID, antigua casa residencial frente a la Puerta de Alcalá
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  • Un hotel que bien vale una foto
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