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  • Tras un vistoso lavado de cara, lo que fuera el restaurante barcelonés Jean Luc Figueras ha abierto sus puertas recientemente bajo el nombre de Kresala, y con una estética remozada y una carta nueva. Al frente de la brigada, Manel Jiménez, profesional de gran experiencia (Martín Berasategui, Espai Sucre, Can Ravell, Neichel) que en los últimos cuatro años ha trabajado en este mismo lugar en funciones de segundo de cocina. En suma, un equipo ya consolidado que, libre de las ataduras de tiempos pretéritos, propone recetas que armonizan pasado y presente a partes iguales. Platos enraizados en la más pura tradición burguesa de Barcelona, junto a otros creativos o de aires contemporáneos. Clasicismo e innovación con aspiraciones de elegancia. Un planteamiento abierto que permite a Jiménez moverse a sus anchas. De ahí que la carta sea un curioso popurrí que brinda a los comensales la posibilidad de viajar en el tiempo, saborear recetas regionales, reencontrarse con fórmulas clásicas o bucear en espacios culinarios evocadores de los pasados años ochenta. Como muestra de desacierto, el canelón de salmón relleno de caballa, con caviar y aire de hinojo, mezcla deslavazada que podría corresponder al catering de una mala línea aérea. Mejor valoración merecería el arroz verde cremoso coronado por una cigala espléndida si no fuera porque llega a la mesa sazonado con mucha más sal de la cuenta. ¿Carencia de regularidad? ¿Descuidos esporádicos? Fallos difíciles de justificar en un lugar donde el coste medio de cada plato fluctúa en torno a los 30 euros y los conocimientos de Jiménez resultan incuestionables. Lo ratifica su delicioso suquet de pescados, caldo transparente y aromático, con sutiles notas de azafrán, sobre el que nada un taco de cabracho con un punto de cocción perfecto. O su impecable versión de la liebre a la royal, estofado espectacular que pone a punto tras un laborioso proceso, para presentar los lomos rellenos de trufa negra en compañía de un soberbio puré de patatas. Altibajos incomprensibles que vuelven a aparecer en el plato de rape, lomo de pescado desfigurado por un incisivo rebozo de cítricos, la agresiva salsa de curry y una dulzona compota de pera.
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  • 20071229
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  • KRESALA, en Barcelona, platos clásicos con toques renovadores
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  • Un curioso popurrí culinario
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