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  • El C-Crosser y el 4007 son un mismo coche con mecánicas, equipamientos y precios idénticos, y sólo se distinguen por los detalles de estilo de cada marca. El puesto de conducción incluye unos asientos amplios y envolventes, y aunque el volante no se regula en distancia, permite conducir con comodidad. Pero se echan en falta detalles habituales en otros competidores, como acceso sin llave y arranque por botón. Un turbodiésel muy apropiado Los dos todoterrenos comparten el motor 2.2 HDI de 156 CV, que incluye raíl común de tercera generación y reduce un 30% las emisiones del anterior 2.2 turbodiésel. Va acoplado a un cambio manual de seis marchas, y el conjunto es idóneo para este coche porque responde al acelerador de forma instantánea, mueve bien el peso en todas partes y gasta lo justo. Destaca su elasticidad a bajo régimen, que permite circular a menos de 1.500 vueltas en ciudad sin reducir, algo poco habitual en los 4×4 turbodiésel. Además sube hasta las 4.000 vueltas con rapidez y sorprende porque acelera con brío siempre que se necesita. Su brillante respuesta tiene el mérito de ir unida a unos consumos ajustados para su tamaño: no llega a ocho litros en conducción suave, y cuesta pasar de 10 en ciudad, campo y apurando las marchas. Aptitudes todocaminos La mecánica específica de todoterreno aprovecha la experiencia de Mitsubishi y procede del Outlander: suspensiones independientes en las cuatro ruedas y tracción 4×4 electrónica. Esta última se conecta con un mando giratorio, y permite circular en tracción delantera para gastar menos o con 4×4 para aumentar el agarre, sobre todo en piso mojado y pistas de tierra. Lleva un bloqueo de diferencial central para superar apuros en el campo, y, al igual que la tracción 4×4, se conecta sin tener que parar. Y todo funciona de forma eficaz y permite circular con confort y seguridad en todas partes. El C-Crosser y el 4007 viajan bien en trazados rápidos y autopistas, donde ofrecen una buena estabilidad y aplomo, filtran los baches con consistencia y mantienen una comodidad correcta. En carreteras viradas acusan más las inercias, aunque no balancean en exceso y, a pesar de su tamaño, permiten mantener ritmos alegres sin que parezcan pesados de reacciones. Los frenos y el ABS paran bien y el ESP de serie evita sustos ante imprevistos. Pero conviene tener tacto al acelerar en marchas cortas, porque, si no, pierde tracción y provoca rebotes molestos en la dirección. Y la insonorización, que deja oír ruidos mecánicos y de rodadura, es mejorable. Estos dos todoterrenos están pensados para el asfalto, pero circulan con solidez en pistas de tierra y mantienen un confort correcto. Conviene evitar complicaciones, porque no están pensados para superarlas, pero la tracción 4×4 con bloqueo amplía los recursos de otros rivales para salir de los apuros fuera del asfalto.
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