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  • En 1970, el joven Jaume Tàpies adquirió la fortaleza donde hizo su servicio militar para transformarla en hotel. Con vistas a la sierra del Cadí y a la confluencia de los ríos Segre y Valira, estas almenas levantadas en el siglo IX por los condes de Urgell constituían una referencia inexcusable para cuantos iban de rebajas a Andorra, antes de que el auge del esquí multiplicara el número de transeúntes y acabara siendo la primera fuente de ingresos del minúsculo país pirenaico. El lugar ganó pronto fama de buen yantar y mejor atención familiar. Años más tarde se produjo el relevo generacional con la asunción del negocio por parte de su hijo Jaume y la esposa de éste, Katja Rautenberg. Las estancias fueron renovadas, se habilitó un auditorio dentro del castillo y en la parte alta de los jardines fue construido, con diseño del arquitecto Martí Gasa, un centro spa con salas de aromaterapia, reiki, mineraloterapia y envolvimientos Thalgomince, único en su género. El servicio, más que resentirse por la ampliación, maduró hasta convertirse en un referente de los Relais & Châteaux en España. Durante más de tres décadas, el comedor nunca ha abierto sus puertas sin que un miembro de la familia estuviera presente para recibir a los comensales. 38 dormitorios Lo primero que llama la atención del edificio principal es su morfología chata y compacta, pues las habitaciones fueron inicialmente concebidas como motel de carretera. Pese a su proximidad, no se oye ni un suspiro del asfalto. Los interiores hacen gala de una decoración algo vetusta, acaso suntuosa, dados los mimos barrocos que les prodiga a diario la señora Tàpies. De los 38 dormitorios, la mitad procura su personalidad con abundancia de tejidos, paredes de colores, abuhardillamientos en madera de pino y terrazas soleadas hacia el valle del Urgellet. Pero sufren la monotonía de su distribución en serie, con un mobiliario necesitado de recambios. Salvo la denominada Suite del Castillo, ubicada a 300 metros de la casa madre, ambientada con chimenea, cama con dosel, bañera de hidromasaje y unas vistas espectaculares al parque natural del Cadí-Moixeró. Algunas pinturas importantes cuelgan de sus paredes, al igual que unos arcones andorranos de ley reposan en sus rincones. Una selección de libros en cinco idiomas espera su lectura en los anaqueles del salón-biblioteca, apoltronado frente a las seis hectáreas de jardines y terrazas que lo enmarcan, en la feliz compañía de un vermú servido con delantal y guante blanco. Con tales lujos, no es gratuito que su propietario, Jaume Tàpies, haya sido elegido presidente mundial de los Relais & Châteaux.
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  • CASTELL DE CIUTAT, el lujo de los Relais & Châteaux al pie de los Pirineos
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  • Hospitalidad familiar
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