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  • Las riberas del Duero atraen cada día más turismo entregado a los placeres del vino. El paisaje domesticado y la riqueza de su patrimonio monumental añaden interés al viaje. Y si la triada se refuerza con una buena infraestructura hotelera, entonces la experiencia es digna de protagonizar una película como la californiana Entre copas. Así lo ha entendido el propietario de la bodega Castillo de Peñafiel, cuyas barricas duermen en la iglesia románica de San Martín, a los pies del castillo de Curiel, que adquirió en subasta pública y convirtió en un hotel temático de la realeza medieval castellana.Reconstruidas a ojo de buen cubero, sus piedras datan del siglo XI -aunque se han descubierto vestigios visigodos e incluso romanos- y retuvieron durante la friolera de 54 años al hijo de Pedro I el Cruel, don Diego, por imposición de su rival, Enrique II de Trastámara. Una ristra de almenas pulidas como las fichas de un Lego corona la torre del Homenaje, sobre un cerro a 927 metros de altitud, con vistas a los viñedos y al pueblo de Curiel de Duero. Antigüedades de zoco Ojos esquivos a esa impostura arquitectónica, la verdad es que sus interiores hacen gala de una decoración ramplona, machaconamente historicista. La armadura junto a la puerta del ascensor nos parece un detalle cómico. Los sillones, las mesas, las chaises-longues, los sofás, los armarios, las escribanías; en fin..., todas esas aparentes antigüedades no son sino muebles procedentes de Egipto y de otros zocos visitados por el propietario, Rafael Ramos Cerveró. Los emplomados y las vidrieras ni siquiera esconden su pretensión nobiliaria. Sólo de noche, iluminado desde la carretera, el castillo parece decir algo. A esa hora última, todo se vuelve más recatado y balsámico bajo las almenas. Las habitaciones ofrecen su mejor rostro, bien caldeadas en invierno, mejor insonorizadas y llenas de comodidades... escasamente medievales. El inodoro del baño contiene un irrigador eléctrico, habitual en los hoteles hi-tech de Japón. Una caja de cosméticos bien presentados da la bienvenida. La mayoría toma el nombre de un personaje histórico que habitó o tuvo relación con el lugar. La 3, Doña Leonor Plantagenet, hermana de Ricardo Corazón de León, que estuvo casada con Alfonso VIII y fundó el monasterio de Las Huelgas. La 4, Doña Violante, esposa de Alfonso X el Sabio y señora por dote matrimonial de la villa y el castillo. La 2, Doña Estefanía, hija de Alfonso VII y protagonista de la obra de Lope de Vega La desdichada Estefanía. La 21, El Infante Don Juan, prisionero en el castillo por orden de Sancho IV. Y así hasta 26 habitaciones personalizadas con una historia impresa en 26 folletos diferentes que se ofrecen en recepción.
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  • HOTEL CASTILLO DE CURIEL, habitaciones con nombres históricos y almenas mirando a los viñedos
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  • Apariencia medieval en la Ribera del Duero
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