ELPVIALBV_7.TES | webenemasuno.linkeddata.es

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opmo:content	Formigal se ha convertido este invierno en la estación más amplia y mejor innivada de toda España. A las generosas inversiones realizadas por el gobierno de Aragón se alía ahora el viento del sur, que siembra de nieve sus pistas cuando muchas otras estaciones de esquí permanecen aún cerradas desde el principio de la temporada. Con tales alicientes, cadenas y particulares no paran de sumar camas a la nutrida oferta hotelera del valle pirenaico de Tena. El último, adscrito al grupo IBB, basa su atractivo en los poderes de la hidroterapia. O el placer de recibir un masaje defatigante tras una jornada en pistas. En el centro de la urbanización formigalesa, el edificio cumple las reglas recurrentes de la arquitectura de montaña: tejado a dos aguas de pizarra, balconadas de madera, revestimiento de fachadas en piedra, torreón lombardo y ábside acristalado en la entrada de evidente corte alpino. Es un paquebote de 157 habitaciones (literalmente pegado al Villa de Sallent, un veterano de la hostelería familiar), con despejadas vistas sobre el pico Tres Hombres y buena parte del área de esquí. Por dentro se disfraza de modernidad, a pesar de lo impersonal de sus instalaciones. En la recepción, en el comedor o fisgando sin pecado en la biblioteca, da igual estar hospedado en el Pirineo o en Sebastopol. Lo mismo da esperar un desayuno incluido en el precio de la estancia que apuntarse a un circuito termal Vip Amistad por 180 euros. El servicio es casi inexistente, pese a las cuatro estrellas. Con demasiada frecuencia, el agua de la piscina mantiene una temperatura inferior a la normal. En los dormitorios, el ajuar cosmético es raquítico, y se echa en falta algún detalle de acogida por parte de la clientela esquiadora. El minibar parece hallarse en precario. Incluso el teléfono queda desatendido cuando uno pretende hacerse servir un piscolabis en la habitación. Por las razones que sean, no hay personal suficiente cuando el hotel está lleno. Tampoco dan abasto los dos únicos ascensores a disposición de los huéspedes. En consecuencia, el IBB Aragón Hills encuentra argumentos en los descuentos y ofertas especiales como la que estuvo vigente durante el pasado mes de enero: 63 euros diarios por persona, desayuno y cena incluidos. O la que entrará en vigor en marzo: 114 euros la habitación doble con desayuno, comercializada a través de varios portales de Internet.
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opmopviajero:subtitle	IBB SPA ARAGÓN HILLS, un hotel en Sallent de Gállego, frente a las pistas de esquí
sioc:title	Hidroterapia en la nieve de Formigal
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Formigal se ha convertido este invierno en la estación más amplia y mejor innivada de toda España. A las generosas inversiones realizadas por el gobierno de Aragón se alía ahora el viento del sur, que siembra de nieve sus pistas cuando muchas otras estaciones de esquí permanecen aún cerradas desde el principio de la temporada. Con tales alicientes, cadenas y particulares no paran de sumar camas a la nutrida oferta hotelera del valle pirenaico de Tena. El último, adscrito al grupo IBB, basa su atractivo en los poderes de la hidroterapia. O el placer de recibir un masaje defatigante tras una jornada en pistas. En el centro de la urbanización formigalesa, el edificio cumple las reglas recurrentes de la arquitectura de montaña: tejado a dos aguas de pizarra, balconadas de madera, revestimiento de fachadas en piedra, torreón lombardo y ábside acristalado en la entrada de evidente corte alpino. Es un paquebote de 157 habitaciones (literalmente pegado al Villa de Sallent, un veterano de la hostelería familiar), con despejadas vistas sobre el pico Tres Hombres y buena parte del área de esquí. Por dentro se disfraza de modernidad, a pesar de lo impersonal de sus instalaciones. En la recepción, en el comedor o fisgando sin pecado en la biblioteca, da igual estar hospedado en el Pirineo o en Sebastopol. Lo mismo da esperar un desayuno incluido en el precio de la estancia que apuntarse a un circuito termal Vip Amistad por 180 euros. El servicio es casi inexistente, pese a las cuatro estrellas. Con demasiada frecuencia, el agua de la piscina mantiene una temperatura inferior a la normal. En los dormitorios, el ajuar cosmético es raquítico, y se echa en falta algún detalle de acogida por parte de la clientela esquiadora. El minibar parece hallarse en precario. Incluso el teléfono queda desatendido cuando uno pretende hacerse servir un piscolabis en la habitación. Por las razones que sean, no hay personal suficiente cuando el hotel está lleno. Tampoco dan abasto los dos únicos ascensores a disposición de los huéspedes. En consecuencia, el IBB Aragón Hills encuentra argumentos en los descuentos y ofertas especiales como la que estuvo vigente durante el pasado mes de enero: 63 euros diarios por persona, desayuno y cena incluidos. O la que entrará en vigor en marzo: 114 euros la habitación doble con desayuno, comercializada a través de varios portales de Internet.

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