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  • Con la inauguración de este sexto local en Madrid, la familia Tejedor se reafirma en un estilo con el que viene cosechando éxitos ininterrumpidos. Un modelo de gestión serio que suscita no pocas envidias dentro del gremio -materias primas de calidad, servicio eficaz y recetas sencillas-, cuyo mantenimiento no es tan fácil como aparenta. Asador Madrileño no deja de ser una réplica del Asador de la Esquina, situado en el interior del Santiago Bernabéu, con el que el grupo parece haber iniciado la multiplicación de un estereotipo que podría convertirse en franquicia en meses venideros. En la sala priva la limpieza de líneas, con piedras y maderas pulidas y una estética funcional muy contemporánea. Y en las mesas, frituras, guisos y asados, dentro de una carta de aluvión bastante elemental que alberga recetas tradicionales y platos inequívocamente madrileños. Es decir, sugerencias castizas, incluidos algunos homenajes gastronómicos a hosteleros conocidos (patatas con huevos tipo Lucio; tortilla de patatas al estilo José Luis, y bacalao en versión Evaristo García / O'Pazo), a las que se agregan especialidades de los mejores asadores vascos y castellanos asentados en la ciudad en las últimas décadas. Y todo a precios relativamente sensatos para los tiempos que corren. Lo mejor es no apartarse del guión, compartir entrantes y reservarse para los platos de peso. Son correctos los soldaditos de Pavía (buñuelos de bacalao) y los riñones de lechal a la sartén, y están muy conseguidos los pimientos del piquillo confitados. Por el contrario, se presentan secos y demasiado hechos los boquerones al ajillo. Sugerencias desenfadadas, que no se olvidan del queso curado de Campo Real, de la morcilla de Burgos con pimientos rojos y de las anchoas de Santoña. Bocados a los que en plena primavera se suman parrilladas de verduras y ensaladas -como la de escarola, lechuga y cebolleta- que no destacan dentro de un tono medio. Si se mantiene el propósito de compartir, las opciones se multiplican. Son aceptables los callos a la madrileña, carentes de tufillos extraños, aunque sin aderezos que los ennoblezcan, y decepcionan las cocochas de merluza al pilpil, bastante vulgares.
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  • ASADOR MADRILEÑO, un nuevo restaurante de la familia Tejedor en Madrid
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  • El placer de un buen chuletón a la parrilla
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