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El auge del golf parece inevitablemente asociado al negocio inmobiliario, actualmente en horas bajas en muchos países desarrollados. Lomas de Badaguás, en el Pirineo aragonés, es una de esas urbanizaciones de chalés adosados surgidas con el reclamo del deporte verde, instalaciones hoteleras incluidas, que permanece vacía gran parte del año como una ciudad fantasma al pie de las montañas. No existe siquiera un interés arquitectónico capaz de justificar semejante concentración de ladrillo en este escenario de falso tipismo pirenaico recreado por Fadesa antes de la crisis. Jaca se encuentra a una distancia de ocho kilómetros, lo que hace imprescindible el uso del vehículo privado para cualquier servicio.
Quizá por esta circunstancia la presencia del hotel Barceló Jaca deviene un aliciente para quienes residen aquí y también para quienes buscan un tentempié entre hoyo y hoyo del par 71 que tiene el campo. El edificio aprovecha un desnivel del terreno para descolgarse sobre el verde con unas vistas sedantes en sus cuatro costados. Se intuyen nada más entrar, a través de un espacio voluminoso que enmarca el vestíbulo, la cafetería y el salón de estar, iluminado con cierta aparatosidad. Su decoración contemporánea, empañada por un abuso de la señalización, lo hace previsible, aunque suficientemente funcional, como si fuera un hotel urbano.
Sentido práctico
Más de lo mismo en las habitaciones, resueltas con sentido práctico y coste aseado, aunque su interiorismo en tonos verdosos no emocione en absoluto. Cortinajes espesos, muebles de imitación, suelos de madera listada, ventilador en el techo y un televisor algo antiguo. Todas se benefician de un balconcito orientado al golf o a los chalés sobre un fondo recortado de montañas. En verano, el día invita a esparcirse largas horas en la gran terraza trasera, casi volada sobre la piscina. En invierno, mejor es recogerse entre las aguas termales del Wellness Center: poco más que una piscina climatizada y un original pediluvio a su alrededor. Los tratamientos requieren cita previa y están sujetos a la disponibilidad no siempre garantizada del personal a su cargo. Qué fastidio.
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