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  • Tal vez la mejor opción para llegar a A Coruña no sea por avión. Tal vez lo más romántico sea aproximarse a su ribera en barco. Pero con lo baratos que están los vuelos y lo poco que se tarda en llegar por el cielo (unos 50 minutos desde Madrid), la opción aérea convence. 10.20 "Buenos días" en gallego Si a las 9.30 se sobrevuelan bosques, lagos y montañas, a las 10.20 se aterriza en el minúsculo aeropuerto de A Coruña. Viajar ligero de peso y no facturar tiene premio: no se pierde ni un segundo en recuperar la maleta. El acento gallego cae simpático. El cariñoso "buenos días" del taxista basta para saber que estamos en Galicia. El coche serpentea por carreteras estrechas; a los lados, bosques y más campos. Dicen que ésta es tierra de meigas. Un caballo blanco en un prado es un balcón a la fantasía. La realidad irrumpe cinco minutos después, cuando el taxi nos deja en A Coruña. 11.00 Caricaturas y retratos La primera parada es Cantón Grande, arteria artística de la ciudad. En esta avenida, paralela al puerto, están las fundaciones Caixa Galicia (1) (Cantón Grande, 21-24; 981 18 50 60; www.fundacioncaixagalicia.org) y Pedro Barrié de la Maza (2) (Cantón Grande, 9; 981 22 15 25; www.fbarrie.org). Esta última acoge hasta el 14 de septiembre la primera retrospectiva en España del neoyorquino Paul Strand (1890-1976), un maestro de la fotografía realista. A menos de 15 números, Caixa Galicia invita a desternillarse con las caricaturas de Castelao y a contemplar la muestra que hace unos meses dejó boquiabiertos a los visitantes del Museo Nacional del Prado (El retrato español en el Prado. De Goya a Sorolla, hasta el 7 de septiembre). Casi al lado queda el Kiosko Alfonso (3) (Jardines de Méndez Núñez; 981 22 01 04). El edificio, de 1912, brota con sus vidrios decorados con plantas y sus dragones modernistas. El antiguo café, sala de espectáculos y cine convertido en 1982 en centro cultural atrae al turista con más de 150 piezas sobre la historia de A Coruña desde la concesión de la carta fuero en 1208 (Alfonso IX y su época, hasta el 7 de septiembre). 13.00 De compras Lo mejor para bajar el festín artístico es dejarse engullir por las tiendas. Galicia significa Amancio Ortega e Inditex. Pero no sólo de zaras y bershkas se viste la ciudad. Al paso salen negocios multimarca como Be u Cool (4) (Juana de Vega, 9), con estilosos zapatos de Moschino y chaquetas de Dsquared2. Cerca queda Mixing (plaza de Orense, 2, local 3), con prendas de Jocomomola o Antik Batik. La alternativa indie la ponen la calle Orzán (5) y sus aledaños, una zona conocida como el Soho gallego. Aquí conviven tiendas vanguardistas, casas de comida añeja y bares modernos. En Vaivén (Orzán, 111; 981 92 76 67), las faldas o zapatos de diseñadores emergentes se venden junto a cuadros de artistas locales. Si es sábado primero de mes, el Soho gallego se convierte en un mercadillo londinense tipo Portobello; un hervidero de puestos donde también se bebe vermú, se charla y se escucha música en la calle. 15.30 Estrella, la calle de los vinos El hambre aprieta. Un coruñés sugiere la "calle de los vinos". Las aceras de la calle de la Estrella (6) huelen a empanada de berberechos, lacón con grelos y marisco. La zona es famosa por sus platos y caldos regionales. En el mesón Lois (Estrella, 40; 981 21 22 69), la camarera recomienda una ración de pulpo y un vasito de Pazo do Mar. Las paredes están forradas de monedas. Al parecer, es de buen agüero dejar céntimos de euro entre sus piedras. En A Mundiña (Estrella, 10) colocamos un céntimo en los resquicios entre sorbo y sorbo de ribeiro. 16.00 Una plaza con mucho humor Con la panza llena cuesta ponerse en marcha. Pero no queda más remedio; el tiempo apremia. Un curioso espacio urbano atrae la atención. Se trata de la plaza del Humor (7). Su suelo está decorado con caricaturas y viñetas, y en dos de sus bancos se sientan sendas esculturas de piedra: los genios de la ironía Castelao y Álvaro Cunqueiro. El ombligo de la ciudad se encuentra un poco más abajo: en la señorial plaza de María Pita (8) . 17.00 El rincón del viento Puede que no pasen nubes y que haga un día de sol arrebatado. Da igual, en la torre de Hércules (9) (avenida de Navarra, s/n; 981 22 37 30), del siglo II, sopla un viento templado. No en vano, a la zona contigua la llaman "el rincón del viento". Según la leyenda, Hércules levantó aquí la atalaya tras cortar la cabeza del tirano Gerión. Trepar sus 242 escalones no es moco de pavo. La vista panorámica del perfil costero a 60 metros de altura no es apta para miedicas. El paseo marítimo conduce a la parte trasera del polígono de Adormideras. Allí se alza un bosque de 12 menhires. Parecen antiguos, pero datan de 2003. Los Menhires por la paz (10) del escultor Manolo Paz, recuerdan los fusilamientos de 1936. A tiro de piedra surge otro pedazo de historia: la Casa de las Palabras (11), en memoria de los árabes muertos en la Guerra Civil española. Se trata de un antiguo cementerio moro renovado al estilo arabesco. En la cercana playa de San Amaro (12), las puntas quebradas de roca y los arenales remansados sirven para olvidar batallas y leyendas. 19.30 Brujillas de barro Toca desandar el camino y regresar a la Ciudad Vieja. A su entrada está la Fundación de Luis Seoane (13), un antiguo cuartel dedicado a la obra del pintor, cartelista y grabador coruñés. Merece la pena sentarse a descansar en su patio de armas. Una vez aquí, nada como acercarse al jardín de San Carlos (14), un soberbio mirador sobre el puerto y la bahía, lugar preferido por los viajeros británicos que se dejan caer por aquí para visitar el monumento al general John Moore, quien ayudó a los coruñeses en la guerra de la Independencia contra los franceses. La tarde se escapa comprando libros de segunda mano en las callejuelas de la Ciudad Vieja (librería O Moucho; Amargura, 33) y alguna brujilla de barro (del amor o de la salud) en Obradoiro (plazuela de los Ángeles, 7). 22.00 'Raxo' y farra playera Para cenar se cede a la tentación de las viejas tabernas y sus barras estrechas. En Casa Rita (Payo Gómez, 8 ) se da buena cuenta del raxo, carne adobada en picadillo, y se sigue el consejo de Cunqueiro, quien decía que el vino no sólo se cata, también se escucha. En el ribeiro se oyen el mar y los peces. La marcha en A Coruña no defrauda: los sonidos mod están en 14! (San Paul, s/n), y la farra discotequera, en el Playa Club (15) (Andén de Riazor, s/n), con vistas al mar. El baile de su pista hechiza al viajero. El día acaba como empezó: soñando con meigas.
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  • De compras por el 'Soho gallego' o de tapas por la calle de los vinos. En un bosque de menhires o peregrinando de museo en museo. A Coruña se abre al verano con la magia de las brujas
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  • Al son de las meigas
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