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  • Se hallaban semiolvidadas en medio de la poderosa naturaleza de los altiplanos de Folgaria, Lavarone y Luserna, en la provincia italiana de Trento. Siete grandes fortalezas austrohúngaras erigidas a principios del siglo XX y fundamentales en el devenir de la I Guerra Mundial. Desde este verano, un colectivo de artistas italianos, Studio Azzurro, las ha revitalizado, dando pie a un recorrido que combina historia, arquitectura y panoramas extraordinarios gracias a un conjunto de instalaciones interactivas que permiten revivir la memoria histórica y emocional de estas sombrías fortificaciones. Para su proyecto, bautizado como La fortaleza de las emociones, han elegido el Fuerte Belvedere Gschwent, la más ambiciosa, moderna y compleja de las siete construcciones, excavada en un espolón calcáreo del que emergen sus tres cúpulas, que recuerdan a tres grandes cascos militares. Máxima expresión de la arquitectura bélica de la época, la fortaleza cuenta con un complejo sistema de edificaciones subterráneas conectadas por una intrincada red de pasillos que le proporcionaban completa autonomía para resistir bombardeos y sitios de hasta cien días. Aunque su concepción moderna la salvó del desmantelamiento ordenado por el Gobierno fascista, a partir de 1940 comenzó a degradarse lentamente, hasta que en 1996 fue adquirida por el Ayuntamiento de Lavarone, que la restauró y la convirtió en museo. Espacio interactivo Hasta aquí, una historia que ahora revive gracias a "entornos multimedia concebidos para arquitecturas de guerra en tiempo de paz". Desde el verano, estos sistemas han roto el silencio que ha envuelto durante casi noventa años a estas fortalezas encajadas en las montañas del noreste italiano. "El reto ha sido convertir un monumento histórico que acoge un museo tradicional en un espacio interactivo que relata su historia, no a través de objetos y vestigios del pasado, sino mediante una puesta en escena de memorias audiovisuales y virtuales, activadas por el público", explica Leonardo Sangiorgi, fundador de Studio Azzurro. Su idea es que los recursos multimedia evoquen los contenidos en vez de explicarlos, aunque también hay una instalación más didáctica, La maqueta animada, que relata la historia de esta red de fortificaciones y su papel antes, durante y después de la I Guerra Mundial. La maqueta explica, además, el resto de intervenciones, como, por ejemplo, los centinelas que se materializan en los pasillos subterráneos gracias a unas sofisticadas técnicas audiovisuales. Recrean a los vigías originales del fortín, aunque en este caso se trata de guías virtuales; proyecciones de actores que interpretan breves escenas que explican la vida cotidiana de soldados y civiles en 1915 a partir de los diarios encontrados en el edificio. Los cañones ocultos en las tres cúpulas -único elemento arquitectónico que sobresale del terreno- se han transformado en los enormes altavoces de una instalación sonora inmersiva que, en vez de proyectiles, dispara una sinfonía de Tommaso Leddi que evoca el periodo bélico mezclando melodías antiguas con el fragor de la artillería y huellas sonoras de presencias invisibles: órdenes, gemidos, la respiración atropellada de los hombres luchando... A final de año se pondrá en marcha otro proyecto: una red inalámbrica que cubrirá el territorio de las siete fortalezas, y que permitirá a los visitantes recibir mensajes en el móvil o en el ordenador con la información turística y cultural de la región que soliciten. Un sistema que puede resultar útil a los que recorran el circuito completo; una ruta de unos cien kilómetros, entre fuerte y fuerte, que viene a ser el itinerario permanente para mountain bike más largo de Europa. Esta ruta de tierra batida, anteriormente empleada para fines militares, discurre por parajes que alternan testimonios históricos con hermosas vistas de los Dolomitas. Un recorrido que los más aventureros pueden complementar con el trekking de Los Fuertes del Emperador, una ruta temática de alta montaña, relacionada con los vestigios de la I Guerra Mundial, que se desarrolla desde los altiplanos de Folgaria, Lavarone y Luserna, hasta los lagos de Levico. Entre sus paradas está la misteriosa Escalera del Emperador, 200 escalones de piedra tallados en plena montaña supuestamente para facilitar la visita de Francisco José I a esta región repleta de fortificaciones pensadas para defender su imperio.
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  • 20081011
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  • Maquetas animadas y sistemas envolventes de sonidos e imágenes. Un proyecto multimedia invita a visitar las fortalezas austrohúngaras del noreste de Italia. Ecos de batalla en Fuerte Belvedere
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  • El centinela holográfico
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