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  • Los gemelos Torres podrían protagonizar una película titulada: Dos cocineros y un destino. Dos profesionales cosmopolitas e hiperactivos -Sergio y Javier- que en su quehacer cotidiano demuestran entre sí un grado de dependencia obsesivo. "Cuando nos separamos nos llamamos varias veces al día. Valemos el doble cocinando al unísono", ratifica Sergio convencido. Con el mismo talante risueño que siempre les ha caracterizado acaban de emerger en Dos Cielos, local de vistas espectaculares situado en la planta 24 del hotel Me By Meliá Barcelona. Es su tercer negocio, el que tal vez los catapulte como expertos en gestión hostelera. La primera huella conjunta la dejaron en el hotel El Rodat (Xàvia, Alicante), del que ambos son socios, y su gran aventura como asesores en el restaurante Eñe de São Paulo, inaugurado en marzo de 2006 por iniciativa de un empresario asturiano. En este nuevo escenario, el comedor y la cocina se integran en un único espacio, que obliga a la brigada a trabajar frente a los comensales, cerca de las mesas. Parece la última tendencia. Marcelo Tejedor marcó la pauta en Casa Marcelo, en Santiago, hace casi diez años, y ahora la moda se expande por Europa. Nada de cristaleras entre una zona y otra, tan sólo una cortina de aire a modo de separación que en este caso no consigue frenar los olores de los fogones. Recetas técnicas y elegantes en las que salen a relucir sus aprendizajes con cocineros de prestigio y el poso de múltiples viajes. Es ligerísimo el plato de moluscos (navaja, bígaro, mejillón, concha fina, mejillón) sobre agua de vegetación del tomate; muy cromáticos los tomates en rama con anguila ahumada y flores a la albahaca, y refinadamente casera la crema de tubérculos (topinambo, zanahoria silvestre y patatas) con bolitas (falso caviar) de mandioca. Sabores en los que se atisban la esencia del Mediterráneo, algunas huellas brasileñas y sus periodos de estancia en Francia. Resultan delicados sus raviolis de foie-gras con castañas sobre un vago fondo a especias dulces; acertada la ostra con hoja de ostra, a la que incordia en parte la presencia del pepino, y más que sabrosa la tripa de bacalao con tendones de ternera y butifarra negra. Y a modo de colofón, un estofado meloso de vacuno con espardeñas y flor de ajo que merece la pena por el contraste de texturas. "Debemos mirar hacia dentro de nosotros mismos para cocinar cosas coherentes", afirma Sergio. Tan sólo con los postres, obra de David Kohler, la casa baja: el azúcar brota a raudales en unos montajes en los que se aprecian ciertas carencias técnicas. Otro punto singular es la bodega, obra de David Escofet.
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  • DOS CIELOS, la apuesta de los gemelos Torres, Sergio y Javier, en la planta 24 del hotel Me de Barcelona
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  • Dos cocineros y un destino
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