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Por la acera camina un pizzero que bajó de las montañas del Pirineo a Barcelona para montar un nuevo negocio centrado en la pizza. Fabián Martín no es italiano, es de Almería. No se formó entre fogones, sino en el ring. Abandonó el boxeo y logró convertirse en el más famoso pizzero español. Impresionó en Nueva York con su masa de pizza y un ingrediente sorpresa; oro comestible.
A las doce del mediodía, en la acera de la calle de Loreto de Barcelona, junto a la Diagonal, Fabián Martín inicia la jornada. Está a punto de levantar la persiana de Taxi Key, un local recién estrenado que invita a comerse una pizza y una ensalada por unos 20 euros. "Aquí, comer es barato", dice. Hay un menú de 10 euros, las ensaladas cuestan entre 6 y 8,50, y las pizzas, entre 7 y 10 euros. En un local rojo y blanco, los comensales pueden disfrutar de pizzas clásicas como la margarita y la de cuatro quesos y no olvidar el origen de este hombre. En sus paredes se cuenta en imágenes la historia de un campeón mundial en 13 rounds. Martín está muy ajetreado con la nueva aventura, que tiene un nombre que él no eligió. Su apuesta era Pa Pizza la Mía, pero sus socios optaron por Taxi Key. El nuevo negocio no está solo. Su rojo intenso conduce a un pasillo oscuro, aún en obras. Ultiman la apertura de El Taller, la otra cara de Fabián Martín, un restaurante con look neoyorquino para disfrutar de sus creaciones más célebres. Otro estilo y otros precios. Un restaurante para aquellos que no llegan a su local de Llívia, en la Cerdanya, y no conocen platos como la pizza de flores, la aspirable o la de chocolate. La entrada de El Taller es un invernadero de plantas: "Esto es Llívia, pero más", exclama. "Habrá novedades, siempre alrededor de la pizza, pero no hay que olvidar que una pizza es una pizza". Martín aclara que serán dos negocios que no se mezclarán, aunque con un solo capitán y una sola cocina. No se olvidarán la pastelería y la variedad de entrantes. Mientras Martín se explica, suena su móvil, un camarero le pregunta dónde colgar un cartel y llegan los primeros clientes. Y esto en medio de crisis. "¿¡Crisis!? Esta semana debe de haber en el mundo el mismo dinero que hace seis meses", filosofa. Si alguien lo encuentra, apuesten por él. El secreto de Fabián no está en la masa, sino en sí mismo.
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