PropertyValue
opmo:account
is opmo:cause of
opmo:content
  • Sin ruido y muy lentamente, como los grandes reservas, el grupo Arco Bodegas Unidas va consolidando su proyecto de Haciendas de España en diversos puntos de la geografía vitivinícola peninsular. A orillas del Duero, muy cerca de donde esa Denominación de Origen pone cerco al castillo de Peñafiel, la Hacienda Abascal aparece como un mirador sereno sobre el viñedo y los montes que lo entallan. ¿Aparece? Más bien lo contrario... Hay que reconocer el sesgo creativo del arquitecto Nacho Lliso, ex saxofonista de Esclarecidos y autor de otros hoteles bodega del grupo, como Hacienda Zorita y Hacienda Unamuno, en lograr la desaparición casi total del edificio en el paisaje vallisoletano. Desde la carretera general apenas se intuye un galpón claro emergente entre los pámpanos. Más cerca toman cuerpo dos cubos simétricos de piedra aplacada unidos entre sí por una estructura acristalada que da acceso a las salas de barricas y envejecimiento. Perpendicular a la bodega, el camino de entrada rotula sobre la planitud del viñedo una composición de ambiente toscano, exageradamente efectista. Flanqueada por cipreses, la línea se antoja algo estrecha al paso de los vehículos. Ya en la fachada se impone un minimalismo contundente y respetuoso con su entorno, si no fuera porque la foto del cocinero Sergi Arola se lo come todo: el vidrio recibidor, el salón de estar, el comedor y hasta el salón-terraza de la azotea, como el dios todopoderoso de este paraíso. Luego, sus desayunos no son para tanto. Pero en la memoria queda su nombre. Decoración sedante Apenas toma protagonismo, en cambio, la decoración propuesta por la interiorista Mercedes Pérez de Castro. Acompasada con la estructura sobria del edificio, casi invisible, sedante. Así como el mobiliario, que ejerce bien sus funciones y proporciona el confort esperado en esta nueva ola del enoturismo castellano. En espera de una futura ampliación a 40, cinco únicas habitaciones se alinean a lo largo de la fachada norte con unas vistas soberbias al cultivo desde sus medios ventanales. Amplias, pulcras, ambientadas en tonos terrosos, con buena cama y ducha a raudales. Todas descansan sobre la nave en la que envejecen los crianzas, visibles a través de los pasillos y visitables si se concierta con antelación suficiente en la mesa de recepción, escondida en la planta alta. La visita guiada incluye, como suele ser habitual, una cata interactiva en mesa retroiluminada y la compra opcional de los vinos elaborados en las 44 hectáreas que posee la finca.
sioc:created_at
  • 20081108
is opmo:effect of
sioc:has_creator
opmopviajero:language
  • es
geo:location
opmopviajero:longit
  • 427
opmopviajero:longitMeasure
  • word
opmopviajero:page
  • 19
opmo:pname
  • http://elviajero.elpais.com/articulo/20081108elpvialbv_6/Tes (xsd:anyURI)
opmopviajero:refersTo
opmopviajero:subtitle
  • HACIENDA ABASCAL, vino y gastronomía en la Ribera del Duero
sioc:title
  • Arquitectura de camuflaje
rdf:type

Metadata

Anon_0  
expand all