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He aquí una bodega bien concebida y de buen hacer en tierras castellano-manchegas. Fran Escribano es un enólogo joven de ideas maduras, forjadas en Vega Sicilia, Veramonte (Chile), traídas de la mano de Pepe Mendoza, que le ha enseñado a tratar el viñedo para aspirar a algo grande. Excelentes maestros y mejores prácticas que ahora aplica con humildad en la bodega familiar. En apenas dos cosechas ha logrado vinos de extraordinaria factura e impactantes en su fresco diseño frutal. Y todo a precios ajustados, algo necesario en tiempos de crisis. Porque este tinto, con sólo seis meses de crianza, tiene la factura y provoca sensaciones que la competencia suele ofrecer al doble de precio. No es fácil encontrar vinos dotados de una fresca y telúrica veta mineral, de una fruta tan intensa y compleja, de una boca golosa y delicada, sin tener que pagar casi veinte euros. Pero aquí tenemos todo esto por siete: nariz voluptuosa, impactante, repleta de frutillos del bosque, de fruta de zarza, de ciruela y regaliz balsámico. Aromas enriquecidos por un roble nuevo, discreto pero eficiente, que aporta especias, tostados, café y cacao... Sabroso, aunque con un punto dulzón, sin que esto le haga perder frescura, se expresa con un paladar fino y sensual, de limpio y largo final.
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