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  • Uno de los hotelitos más activos en las nuevas redes sociales de Internet es el retiro con el que Antonio Gómez y María Jesús Payo han culminado sus proyectos, después de probarlo casi todo en el mundo empresarial. Se localiza en plena Comarca Vaqueira y pertenece a la parroquia de Camuño, concejo de Salas, poblada de montes de castaños y prados de terciopelo verde que estos días pasados ha tapizado la nieve, según atestiguan las numerosas fotos publicadas en Facebook. Es un núcleo constituido por una casona-palacio de 1650, propiedad de los Rodríguez del Caleyo, que fue mejorada y ampliada en 1876 por un indiano emigrado a California, adyacente a la cual aparecen un palomar típico asturiano, un pajar en desuso, una panera de seis pegollos, otra de ocho fechada en 1730, una casa de esfoyones (deshoje del maíz) y una capilla bajo la advocación de Nuestra Señora del Caleyo. Todo rodeado por tres hectáreas y media de finca rústica exquisitamente mimada por los dueños, y por la que pacen libremente sus caballos asturcones. Lo que no transmite el Libro de las Caras es el silencio sacrosanto del lugar, capaz de dormirle a uno hasta el mediodía si no pone remedio. Nada se mueve, nada se proclama, si acaso, el leve crujir de la madera en el piso y un mobiliario seudoplateresco que se desdice de lo auténtico en la quintana (estructura, viguería, muros, entarimados de castaño...), radiadores contemporáneos incluidos. Junto a la entrada, la llariega se conserva como un pequeño museo etnográfico que aporta poco al hotel, si bien recuerda a los huéspedes el fornu donde antaño se cocían las hogazas y los bollos preñaus. O el xardu, donde se secaban las castañas y colgaban los embutidos y las botas de queso. Los menesteres del turismo rural. En ese mismo trasunto, las 11 habitaciones observan estricta fidelidad a la tradición de la casona-palacio, o a lo que los propietarios han interpretado de ella, con cortinajes sutiles, colchas de buen abrigo, escayolas bien moldeadas y un fino olor a madera repelente a la humedad asturiana. La más amplia, por nombre El Cuartón, deja espacio para una mesa camilla y una escribanía. El Cuarto de la Esquina atrapa la luz del exterior gracias a su orientación sur y oeste. Más que cualquier otra consideración, la tradición más sentida y verdadera que puede expresar hoy esta quintana es la cariñosa acogida dispensada por Antonio Gómez y María Jesús Payo a sus huéspedes: todas las noches esperan su llegada ante el mismo vano de la puerta.
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  • 20090214
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  • QUINTANA DEL CALEYO, conjunto etnográfico de mucho sabor asturiano
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  • Agasajos multifacéticos
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