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Si hubiera que destacar una virtud entre las muchas que adornan a esta bodega, podría ser la constancia. Llevan años ofreciendo excelentes vinos, con una pasmosa regularidad que se consigue sin menoscabo de la personalidad. Constancia que es también fidelidad a un proyecto concebido a lo grande para hacer vinos grandes, sin más consejo ni regulación que los propios. Porque Abadía Retuerta, como Mauro, son bodegas de la Ribera del Duero, pero no son vinos de Ribera de Duero; es decir, no pertenecen a la DO.
Más de 12 millones de euros invertidos en la bodega, viñas propias, soberbio parque de barricas francesas y americanas y el diseño de los vinos tan riguroso que elaboran por separado las 54 parcelas que conforman su viñedo, son los pilares de una empresa modélica, capaz de producir 400.000 botellas de este magistral tinto. Posee dos características escasas en nuestro país: elegancia y potencia, atributos de los mejores, pero que en el resto suelen ser irreconciliables.
Este 2006, algo más concentrado que el 2005, rico y fascinante, sigue ofreciendo su peculiar paisaje aromático, pleno de fruta madura, refrescado por una bella nota balsámica. En boca, el impacto de sus abundantes taninos se ve reconfortado por una noble y fina textura, mientras el dulzor de un fruto carnoso se equilibra magníficamente con una acidez agradablemente perceptible.
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