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Dicen que cocina uno de los mejores risottos de Barcelona. Lo dice uno de sus fieles clientes, uno de aquellos que Massimo Pascucci se ha ganado a pulso, con sonrisas, con comentarios, aliñando la ensalada, animándolo con una buena copa de vino. Pascucci es el responsable de Massimo, un restaurante italiano que ha abierto hace unos meses en el barrio de L'Eixample barcelonés. Ha dado algunas vueltas desde que abandonó la cafetería milanesa propiedad de sus padres. Este italiano ancló en una tratoria del puerto de Masnou. "El restaurante se monta porque tenía dos clientes que me seguían desde hacía siete años y apostaron por mí", explica con orgullo en el interior de su local de dos plantas con estilo provenzal.
Así nació Massimo, cocina italiana típica que, según su responsable, busca el producto de calidad. La pasta, por ejemplo, no está precocinada y la boloñesa se cocina en ocho horas. Massimo no es quien cocina. El responsable de los fogones es Giuseppe Cusimano, un joven de 23 años que se complementa con el dueño. "Yo quería que la gente notara los sabores, no me gustan los platos sofisticados", afirma. El risotto con ceps y el risotto de alcachofas y queso ahumado, burrata (queso fresco) con tomates gratinados, las flores de calabacín rellenas de ricota y la tagliata son algunos de sus fuertes. De postre, por supuesto, el clásico tiramisú o un helado artesano.
Comer en Massimo cuesta entre 28 y 30 euros de media. Y al mediodía se puede disfrutar de un plato de pasta. "Con eso tiras todo el día", exclama.
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