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  • Decidido, aventurero, conversador. Así es Leo, nos informa el departamento de marketing de la cadena Room Mate, que regenta en Granada otros dos hotelitos de corte semejante a éste: Shalma y Migueletes. Mejor que no fuera tan dicharachero, pues aquí, en su casa, las paredes hablan y el jolgorio nocturno de la calle Mesones -en el centro peatonal y alegre de la ciudad- obliga con frecuencia a un duermevela indeseado por quienes vienen simplemente a descansar. Pero ¿se puede venir a descansar compartiendo habitación con Leo? Este argumento publicitario original de Room Mate, que hacía a sus hoteles simpáticos y divertidos, ha derivado hacia un concepto más estético que servicial, donde el factor ambiente arraiga con mejor pie en la ciudad, a un precio, además, imbatible. Sin quererlo, o sí, queriéndolo, el empresario Quique Sarasola ha reinventado con sus mates el hostal de toda la vida. Lo austero se impone como regla primera. Sin garaje a la vista y no teniendo otro recurso que estacionar en un aparcamiento público de a 18 euros la noche, un portal anónimo deja como señuelo apenas una sonería para avisar de la llegada. El zaguán-mostrador es estrecho, incómodo y precario como el de cualquier pensión. Menos mal que el registro no se demora. Enseguida fluye el ritmo interior, la toma del ascensor, la rutilancia de la decoración, confiada a los interioristas Clara y Lorenzo del Castillo, que ya son casi de la casa y vienen de inaugurar el Room Mate Marcos en Oviedo. A lo alto de cinco plantas, estos provocadores del diseño se manejan con soltura, madurez y desparpajo juvenil, todo en uno, chic y bohemio, para espíritus nómadas. El desayunador, por ejemplo, aprovecha el hueco insospechado del patio de luces, donde nadie se va a enfadar porque alguien se retrase en dar cuenta del bufé más allá del mediodía. Un verdadero lujo en la hotelería actual. Trío cromático Las habitaciones, un tanto desiguales, toman como base cromática el blanco, el dorado y el negro brillante, que permiten juegos malabares de geometría obtusa con estampados atrevidos o inspiraciones de viejas vanguardias. Obra gráfica abstracta y espejos en las paredes, mobiliario reluciente, iluminación seductora en los baños... El huésped del hotel apreciará conectarse al mundo por wi-fi gratuita y televisión por satélite en unos plasmas de tamaño razonable. Pero la tentación vive arriba, en el quinto piso, donde se ofrece el salón que no sigue al zaguán recibidor y se proyecta en una terracita casi anónima orientada al Sacromonte, el Albaicín y la Alhambra.
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  • ROOM MATE LEO, un hotel bohemio y urbano, con diseño y a buen precio, en el centro peatonal de Granada
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  • Soltura juvenil
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