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  • Barcelona trata de digerir el macroproyecto urbanístico del Fòrum con la celebración de algunos conciertos musicales que requieren de grandes escenarios al aire libre, como el Primavera Sound, los próximos 28 al 30 de mayo. Mientras la crisis aplaza el desarrollo de esta nueva zona empresarial, los hoteles adyacentes al Centro de Convenciones Internacional de Barcelona (CCIB) promueven tarifas cada día más atractivas con la esperanza de ganarles clientela a los recién construidos junto a la Fira Gran Via M2, al sur de la ciudad. El emblemático AC Barcelona es uno de ellos: sus habitaciones se cotizan ahora a 107 euros la noche, cuando en otros tiempos pudieron llegar a los 280 euros sin IVA. A cambio de menos gala en el servicio, cabe disfrutar todavía de unas instalaciones compactas diseñadas por el arquitecto Josep Lluís Mateo dentro del complejo de oficinas, hotel y centro de congresos que conforma el citado CCIB. El rascacielos hotelero tiene 23 plantas, aunque deja un voladizo en el nivel 13 destinado a la piscina, con su parterre de madera de teca, y a un gimnasio-spa de cristal con vistas al mar. Espacio, luz, calor Sostiene Mateo, ex director de la revista Quaderns d'arquitectura i urbanisme, que su edificio destila cierta inmaterialidad "por la manera en que se percibe el espacio, la luz, el calor, la circulación del aire o incluso el sonido". Nada más cercano a la realidad, pues el viento hace incómodo a veces el baño en la piscina y la insonorización de las habitaciones no parece muy lograda. Algunos errores de luminotecnia exigen ser revisados, como la integración en un mismo circuito de las luminarias y las tomas eléctricas, que impide cargar las baterías en la oscuridad o dormir con ventilación asistida. El plan decorativo, sin embargo, informa de la pulcritud habitual en los hoteles AC. Minimalismo oriental. Líneas cartesianas. Espacios fracturados. Negro sobre blanco. Gris puro. Y en el orden mobiliario, explosión de verdes y rojos plastificados, sin perder la compostura zen. Todo a mano, incluso esa característica pastilla de jabón que emula una pelota de golf sobre el mármol negro de los cuartos de baño. El minibar es gratis, como en todos los hoteles de esta cadena. No incluye las típicas muestras de alcohol, pero sí agua mineral y cerveza. A quien le parezca demasiado apretada la banda existente entre la cama y los ventanales puede optar por la alternativa recomendable de reservar, por 60 euros más, una júnior suite y desayunarse con la vista clavada en el exterior. Por lógica, los dormitorios situados en los pisos superiores gozan de las mejores panorámicas sobre la ciudad. La clientela de negocios encuentra en este hotel un lugar privilegiado para la celebración de reuniones. Además de un atrio vestibular de gigantescas proporciones -ideal para deambular de incógnito o citarse sin temor a ser oído-, se ofrecen nada menos que 17 salones multiequipados, dos bares y dos restaurantes, uno de ellos con un servicio Día & nit de carta variada las 24 horas. Si esto fuera poco, un pasillo subterráneo conecta el hotel con el Fòrum Building, 5.000 metros cuadrados de auditorio y zona de exposiciones firmados por los suizos Herzog & De Meuron.
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  • AC BARCELONA, un hotel de negocios firmado por Josep Lluís Mateo
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  • Cuatro estrellas a precio de crisis
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