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  • Aquí los aviones aterrizan rozando casi el colodrillo de los golfistas, pero las vistas al mar que ofrece el campo desde sus 27 hoyos bien vale un swing a toda turbina. El rough del parador Málaga Golf es uno de los más afamados de la Península y, desde luego, uno de los más soleados, lo que atrae a miles de centroeuropeos aficionados al deporte verde, que establecen su sede en el parador para luego ir descubriendo el centenar largo de campos existentes a lo largo de la Costa del Sol. Éste lo diseñó en 1956 Tom Simpson, junto al entonces pequeño aeropuerto de Málaga. Una construcción extendida de dos plantas completaba la oferta de una zona aún por explotar, a cargo de la autoridad turística, que insertó el complejo en su red de paradores. En 2007 sufrió una profunda reforma que, más que un simple lavado de cara, ha devuelto al turismo andaluz su imagen innovadora y proclive a la buena vida. Por fortuna, las instalaciones están despegadas lo justo de la gran arteria viaria en que se ha convertido la antigua N-340 a su paso por Torremolinos. Los ruidos del asfalto les son ajenos, aunque no el del aterrizaje de los aviones. Una gran piscina azul vertebra el solar hotelero, en forma de herradura al cual se ha añadido un nuevo brazo con treinta habitaciones más y un espacio para un futuro spa. Por supuesto, se han redecorado todas las habitaciones y las zonas comunes han sido redistribuidas a fin de imprimir más carácter al vestíbulo y mostrador de recepción. A la vista choca, sin embargo, la permanencia de las viejas sillas de molduras y estampado andaluz en contraste con los sillones Bauhaus, el PVC y algunos grabados contemporáneos. La nueva luminotecnia disipa los rescoldos castizos del edificio y convence a quienes persiguen en la hotelería de hoy cierta atmósfera emocional. El resultado final es el de una atenuada, pero reconfortante, modernidad. Otra cosa son los exteriores del parador, resembrados de palmeras y pinos mediterráneos y mantenidos por un innovador sistema de riego. Dunas de arena, palmeras, mimosas, eucaliptos y pinos recomponen el paisaje marítimo del campo de golf, el verdadero reclamo de este complejo vacacional.De ahí que las habitaciones más solicitadas sean las que extienden sus balconadas al Mediterráneo. Aunque haya que mirarlo de lejos.
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  • Diario El País S.L.
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  • Parador Málaga Golf, un campo de 27 hoyos al borde del mar en la Costa del Sol
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  • Del avión al 'green'
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