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  • Apenas se le ve en escena, pero está detrás de todo. Joaquín Ausejo, cuyo itinerario empresarial se asocia a las cadenas NH, AC y Hospes, lanza ahora una nueva propuesta de hoteles urbanos de lujo bajo la marca Alma. El primero, en un schloss (palacio) de las afueras de Berlín que ya venía funcionando como hotel, decorado por Karl Lagerfeld. Estos días abre su segundo proyecto en Sevilla, tras una minuciosa restauración del palacio de Villapanés, en pleno barrio de Santa Cruz. Es una joya neomudéjar construida a principios del siglo XVIII por el marqués de Torreblanca del Aljarafe y devuelta a la contemporaneidad por el equipo de interioristas catalanes GCA. Su refinamiento estilístico atrapa desde la misma entrada, frente a la plazuela de Jesús de la Redención, alejada de toda bulla. Un zaguán de alcurnia conduce al patio central, solemne en su planta doble y en sus triples arcadas sobre columnas de mármol, con un torreón señero que culmina la fachada y otorga unas vistas privilegiadas de la Giralda. Armoniza el claustro una fuente cantarina y un refrescante pavimento de mármol. Elegancia y tecnología El servicio es eficiente y cortés a la usanza de siempre, lógica evocación del señorío palaciego y principio vital de la cadena presidida por Ausejo. Cordialidad, elegancia y tecnología a la última, como el control domótico de la iluminación por escenas, a escoger por el huésped en su habitación. Puede que alguno se sienta prisionero de sus penumbras en una ciudad tan luminosa como Sevilla, pero es el ambiente elegido a propósito para todos los establecimientos de la cadena por su temperancia y refinamiento visual, sin desdén por esa nota picantona que siempre aporta la integración del cuarto de baño en la alcoba, ampliada con una cabina de ducha de generosas dimensiones y una alineación discreta de sus elementos mobiliarios. No falta un detalle floral sobre la encimera, ni un surtido escogido de libros en la biblioteca, ni grabados de gran calidad en las paredes. Y qué decir de los edredones, las almohadas, los colchones..., muy superiores a lo que nos tienen acostumbrados los hoteles de cinco estrellas. En estos meses de rodaje, con tarifas de promoción, vale la pena estirar un poco el bolsillo y gozar a tutiplén de la suite presidencial, una de las más espectaculares de Europa por sus artesonados, sus paramentos grisáceos, sus muebles aristocráticos y la puerta de madera labrada que da acceso (ducal) al baño. Pídase aquí mismo o en la suite del torreón un impecable desayuno a la carta con vistas sobre los campanarios de la ciudad. O, mucho mejor, en el desayunador habilitado en las antiguas bodegas. Un placer divino el comer bajo las bóvedas del palacio.
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  • Diario El País S.L.
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  • Elegante penumbra
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