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  • A quién no le atrae pasar una noche en una casa particular situada en el barrio lisboeta de Graça con vistas al castillo de San Jorge, aromas de limonero, hierbaluisa y dondiego, repiques ocasionales de campanas y tonadas en sordina de Madredeus o Rodrigo Leão... Pues, aunque parezca mentira, no a todo el mundo. Ni siquiera a la mayoría. Micasaenlisboa, o, mejor dicho, la casa de María Ulecia en Lisboa es un bed & breakfast exclusivo para iniciados: muchos amigos de María, algunos artistas conocidos, gente de diseño, epígonos de la buena vida, arquitectos, fotógrafos, poetas y otros extraños viajeros metropolitanos. Hasta allí peregrinan sólo para que esta española con gracejo sureño y curtiduría hospitalaria en el convento de la Parra (Badajoz), algunos años atrás, los introduzca debidamente en el almario de la ciudad, se ocupe de sus noches incógnitas y les dé cuartelillo facundo en el salón-biblioteca, de noche, o en el jardín denominado terapéutico, de día. Huéspedes así no soportan cualquier hotel convencional, por muchos luceros que exhiban en la puerta. A ellos les gusta María, su alma maternal, el despreocupado orden de la casa, la luminosidad de sus habitaciones, los horarios laxos, el sírvete-tú-mismo del bar, o del frigo, porque aquí no hay bar, las madrugadas inertes, el peine de la brisa en el jardín, el perezoso lametón de Lola, la perrita ociosa de esta casa. Embutidos sin quererlo en el sofá -no hay tele, ni teléfono, ni minibar-, charlan, miran, ojean revistas y se interesan, de paso, por el libro que Ulecia les ha dedicado a los Ábaton, el equipo de arquitectos que algún día, cuando el Ayuntamiento lo consienta, reformarán la actual vivienda (cuatro habitaciones, todas distintas) para convertirla en la nueva casa de María en Lisboa. O un hito del minimalismo turístico en el país de los Távora, Siza, Souto Moura, Mateus, Trindade... Maestros arquitectos todos. Dos puntos y aparte definen sobre todo el concepto uleciano de la hospitalidad urbana. Uno se degusta a la hora del desayuno, casero por demás, surtido de platillos golosos: bolos de arroz, yogures, queso fresco, tostadas, zumos naturales..., y toda la luz proveniente del jardín dando color y textura a la fruta. Otro queda aplazado hasta que el huésped teclea su opinión en Internet: "Ayer nos despedimos de esta ciudad en el patio de la casa, leyendo un libro mientras tomábamos el sol en las tumbonas del patio y disfrutábamos del olor del limonero, de las vistas del castillo y de la tranquilidad que a veces tanto nos falta y tan bien nos sienta (...) a cinco minutos de la parada del tranvía número 28 (imprescindible cogerlo si se quiere conocer la Lisboa antigua)". "María, una ciudadana del mundo que para nosotros es guía emocional y turística de nuestras escapadas a Lisboa".
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  • 20100605
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  • MICASAENLISBOA, un exquisito 'bed & breakfast' en la capital lusa
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  • Lisboa para iniciados
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