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La actriz barcelonesa Cristina Brondo, que el lunes estrena como protagonista la serie La isla de los nominados (Cuatro), relata su aventura en solitario en la India.
La veo con espíritu mochilero.
Fue mi primer viaje sola y al salir del aeropuerto de Bombay me entró el pánico; esa marabunta peleándose por ofrecerme un rickshaw [moto taxi], esa energía...Pero después fue maravilloso. En Kanyakumari pasé unos días hospedada en una cabaña comiendo cocos.
Eso parece difícil de superar.
Pues después me invitaron a una boda en Fort Cochin, en el Estado de Kerala.
¿Cogió el ramo?
Las bodas son distintas. Ella va de rojo; él, de blanco. No hay beso por castidad y el banquete se sirve en hojas de banano.
Para ellos, la exótica era usted.
Y no solo por ser la única extranjera. Llevaba el pelo rapado para una película, algo que para ellos significa que o bien había tenido piojos o bien mi familia había renegado de mí.
¿Le quedó energía para desplazarse más al norte?
Llegué hasta Benarés, con esa maravilla de amaneceres... Un día seme acercó unamonja española. Ni recuerdo lo que me dijo, pero acabé trabajando con ella en un hospital hasta que regresé a España. Me pasé el viaje llorando. A las tres semanas estaba de vuelta en la India.
¡¿Volvió a las tres semanas?! Fue estupendo; ¡ni siquiera tuve que volver a vacunarme!
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