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Pablo Calatayud, ingeniero agrónomo y propietario de la bodega familiar Celler del Roure, se ha propuesto, junto a Víctor Marqués e Iván Gómez, demostrar las capacidades vitivinícolas de la zona valenciana de Moixent. Razones no faltan, desde históricas hasta ampelográficas. Atestigua lo primero el poblado ibérico La Bastida de Les Alcusses (siglo IV antes de Cristo), importante yacimiento arqueológico en cuya cercanía ha instalado su nueva bodega, rodeada de pino y matorral mediterráneo. Allí ha encontrado inspiración para la atractiva etiqueta de su segundo vino: el texto de una tabla de plomo con anotaciones contables. Evidencia lo segundo la recuperación de un varietal autóctono casi extinguido, Mandó, que tiene una participación destacada en Maduresa, su vino estrella.
Con estos hilos argumentales ha tejido una aventura arriesgada y original, nacida hace algo más de una década, que combina lo viejo y lo nuevo, lo autóctono con lo forastero, al más genuino estilo valenciano. En Les Alcusses acapara protagonismo la uva monastrell, cultivada a casi 600 metros de altura, acompañada de una convincente y acertada combinación de varietales foráneos: aroma fragante, cálido y envolvente, a fruta madura soleada, con el encanto montaraz de las hierbas balsámicas y un leve efluvio de flor blanca, cabalmente sostenido por un fondo de especias y mineral. El paladar equilibrado, el sabor fresco, el gusto goloso; todo integrado con elegante naturalidad.
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