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  • Una vieja casona asturiana se transforma en un bello hotel rural en 2 minutos y 50 segundos. Es el tiempo que dura el vídeo con el que se anuncia en su página web (www.hotelrural3cabos.com) el hotel Tres Cabos (carretera de El Vallín, kilómetro 4, Valdés, Asturias; 985 92 42 52), inaugurado hace unos meses. No se trata de un vídeo propiamente dicho, sino de una sucesión de fotografías a cámara rápida. Más de 3.500 imágenes, tomadas desde un único punto de vista durante los 14 meses que duraron las obras de reforma de las que deja testimonio. Frente al objetivo pasan obreros, excavadoras, camiones... los artífices del milagro. Parece lógico que detrás del proyecto se encuentre alguien especial. "Algo me ha quedado de 15 años de producción audiovisual", dice Tomás Bernar, el dueño. Para su salto a la hostelería dedicó tres meses a buscar la casa perfecta. Recorrió en coche decenas de pueblos del Norte. Cuando veía un edificio que le gustaba, bajaba y preguntaba: "Oiga, ¿quién vive ahí?". Hasta que encontró una construcción de algo más de cien años en la zona occidental asturiana. Una típica casa de indiano, un viajero que hizo fortuna en México y decidió construirse su refugio en un lugar bien visible. Y vaya lugar. Sobre una loma verde, a 400 metros de altura, desde donde se divisa el Cantábrico a cinco kilómetros. En medio de un prado en el que pastan las vacas, junto a un bosque. "Quería un entorno rural de verdad", explica Bernar. Por algo eligió "la costa española en la que menos horrores urbanísticos se han cometido". Para potenciar el contacto con la naturaleza, los jóvenes arquitectos Carlos Pemán y Gerardo Teijeira (con Julio Redondo como colaborador) planificaron un salón de nueva planta. Una estructura de madera que flota sobre unos pilares, con un gran ventanal. Desde allí se ven los tres cabos que dan nombre al establecimiento: Busto, Vidio y Peñas. Hace dos años, cuando abordó esta aventura, la vivienda "estaba que se caía: ventanas tapiadas, goteras, nidos de lechuza en el tejado...". Le dijeron que merecía la pena tirarla. En su lugar, planteó una reforma integral. Se respetó la estructura (con una planta de 100 metros cuadrados) y los muros de piedra, de 60 centímetros de espesor, aunque estaban abombados y hubo que reforzarlos con hormigón. Demolieron el garaje anexo, cambiaron todos los forjados y construyeron el jardín y la terraza. Todo este proceso se reproduce, acelerado, ante los ojos del espectador. En el último plano del vídeo (montado por Alfonso Kint) reluce un hotel nuevo, pero da la sensación de que mantiene la personalidad de aquella casa noble y desconchada de la primera imagen. Este hotel de tres estrellas, con seis habitaciones (la doble, 80 euros), privilegia el trato cercano. Bernar vivió "el lado del cliente" durante sus años de viajes. "Sé por dónde suelen cojear los alojamientos. Detalles tan simples como que el grifo de la ducha esté lateral y no debajo del chorro, para que cuando abras el agua no te caiga directamente en la cabeza". Aparte de las playas cercanas, en la zona puede practicarse senderismo, con rutas que bordean acantilados y varios montes próximos. El hotel ofrece, gratis, algunas bicicletas. Y siempre se puede tomar el sol en las tumbonas, con algún cencerro de fondo.
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  • El hotel Tres Cabos, en Asturias, muestra en un vídeo cómo se reformó
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  • Esta casa era una ruina
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