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Al principio solo había hielo. Hace millones de años, los glaciares esculpieron la costa de Noruega y su impresionante paisaje con fiordos como el de Lyse, en el distrito de Ryfylke, al norte del país (www.visitnorway.com/es).
Cuando el hielo ya se había retirado parte de la roca no aguantó. Hace cerca de 10.000 años se precipitó y se estrelló contra otra pared de piedra, más abajo. Solo quedó una punta rocosa. ¡Pero vaya punta! Una explanada de 25 por 25 metros, suspendida a 600 metros sobre el agua. La roca del Púlpito (Preikestolen) la llaman y 120.000 turistas la pisan cada año. Las vistas son espectaculares. En los días de cielo despejado se llega a ver Lysebotn, un pueblo a 30 kilómetros. Es la recompensa por una subida difícil, de 7 kilómetros y 350 metros de desnivel, que obligan a proceder con cautela (la mejor época para la visita es entre mayo y octubre). Desde la localidad de Stavanger, por ejemplo, organizan una excursión por 25 euros por persona de un día en crucero y autobús que lleva a la base del sendero (www.tidereiser.com).
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