PropertyValue
opmopviajero:IPTCMediaType
  • text
opmopviajero:IPTCMimeType
  • text
opmo:account
opmo:content
  • NH Hoteles ha desplegado su mejor utillería de tendencia en la serie Collection, una colección de edificios históricos puestos en valor como alojamientos turísticos para competir con los Paradores de Turismo. Por supuesto, la marca de hoteles funcionales no tiene el caché de la cadena estatal, pero esa utillería selecta conquista ya a los nuevos viajeros deseosos de... pamperings (mimos), como los que anuncia en un díptico junto a la almohada en su nuevo hotel madrileño, el NH Palacio de Tepa: carta de esponjas (natural, sintética, manopla de crin, disco exfoliante, piedra pómez), carta de mantas (eléctrica, relajante, cervicales, lumbares), carta de almohadas (blanda, látex, cervical, pluma, dura), carta de sales de baño (menta, eucalipto, rosa), carta de velas (jardín mediterráneo, jardín inglés, jardín japonés, jardín persa), altavoces portátiles para el iPod, revistas, juegos... La pena es que esta nueva cuestión de detalles no se extienda también a la manera de concebir los espacios, como bien lo merecería el edificio en que se emplaza, una mansión nobiliaria mandada construir por el conde de Montijo y Tepa en 1808 a pocos metros de la estación de Antón Martín, en pleno Barrio de las Letras. Aquí organizaban sus tertulias Moratín, Cadalso, Jovellanos, Larra, Espronceda y Zorrilla. Incluso Próspero Merimée estuvo aquí alojado. El arquitecto e interiorista Ramón Esteve firma toda la obra de restauración, imponente en su fachada principal, pues no en vano fue diseñada por Juan de Villanueva. Levemente minimalista, sedosa de puertas adentro, en tonos cremas y grises, con remates abuhardillados en la quinta planta. Dos patios interiores a modo de corrala vertebran las habitaciones y parte de las zonas comunes. Junto a la entrada, dos bóvedas de cañón enmarcan (mal) el acceso a sendas suites, recargadas en un batiburrillo de carpinterías y mobiliario encajados con calzador (cierran siempre una puerta o una ventana). El resto de los dormitorios exhiben una sofisticación tecno. A los ya aludidos mimos se añaden unos televisores con canaleta de tomas (HDMI, PCI, RGB audio) para conectar cualquier dispositivo móvil y verlo en pantalla grande, incluida la descarga de películas en Internet. Lástima que el sistema de control de iluminación por escenas solo funcione en las áreas públicas. Los cuartos de baño apenas reciben, sin embargo, los pamperings prometidos en la acogida al huésped. Son pequeños y convencionales: encimeras y revestimientos de seudomármol. Y lo peor, la mayoría ofrece la tradicional bañera en lugar de una moderna ducha. Su mayor atractivo es su equipamiento sanitario y cosmético, consistente en tubitos fluorescentes en tres tonalidades y un par de albornoces de color limón que aparecen guardados en el armario. Desde los pisos altos casi se tocan los dos singulares torreones del vecino hotel Me Madrid.
sioc:created_at
  • 20101204
is opmo:effect of
sioc:has_creator
opmopviajero:language
  • es
geo:location
opmopviajero:longit
  • 468
opmopviajero:longitMeasure
  • word
opmopviajero:page
  • 11
opmo:pname
  • http://elviajero.elpais.com/articulo/20101204elpvialbv_8/Tes (xsd:anyURI)
opmopviajero:refersTo
dcterms:rightsHolder
  • Diario El País S.L.
opmopviajero:subtitle
  • NH Palacio de Tepa, un edificio del XIX en el Barrio de las Letras de Madrid
sioc:title
  • Mimos a la carta
rdf:type

Metadata

Anon_0  
expand all