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Hace dos semanas Alfonso Zapico, que acaba de publicar Dublinés, una biografía de James Joyce en viñetas, estuvo en la feria del libro de Varsovia. Alucinó con la ciudad y con los polacos, empezando por la propia feria, que se celebró en el Palacio de Cultura y Ciencia (PKiN).
¡Qué comunista!
Fue un regalo de la URSS, es el edificio más alto de Polonia, tiene piscina, salones inmensos y está forrado de mármol, pero los polacos lo odian. Supongo que todo lo que suene a ruso despierta muchos traumas. Han construido rascacielos a su alrededor para ocultarlo, pero a mí me gustó.
¿Paseó por el afamado gueto?
Solo quedan un par de casas. La ciudad fue arrasada en la II Guerra Mundial y reconstruyeron toda la parte antigua. Muy bonita, pero un poco de cartón piedra.
¿Qué tal los polacos?
Son divertidos y escandalosos, en los bares ríen a carcajadas.
¿En qué antros se perdió?
Estuve en uno en el primer piso de una casa... se llama Plan B, una sala enorme con sofás y mesas recogidas en la calle.
¿Probó la típica sopa
barszcz?
Prefiero el zurek, con huevo duro y salchicha. Lo tomé en un local que regentaba un tal Prusinski, un periodista con una vida muy intensa: presenció la muerte de Robert Kennedy.
Qué de historias.
Varsovia da para un cómic...
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