PropertyValue
opmopviajero:IPTCMediaType
  • text
opmopviajero:IPTCMimeType
  • text
opmo:account
opmo:content
  • Expresiva como pocas, la onomatopeya shhh informa de que hay un motel di-di (divertido y discreto). Las malas lenguas podrán decir misa, pero cualquiera puede hospedarse en él sin que lo señalen necesariamente al salir por el túnel del garaje. Se encuentra en la vía de acceso a Onda, un satélite de Villarreal que vive como la ciudad de la monoindustria de la cerámica y ofrece dos formatos de alojamiento, 12 o 24 horas de estancia, a partir de 44 euros. Un evidente ahorro para el viajero de paso, independientemente de su intención y estado civil. Lo realmente interesante de la experiencia, picantería aparte, es la propuesta tecnológica y lúdica. El concepto tecno se anticipa al reservar online: "Yo hago moteling". Una vez allí, el procedimiento es tan simple como situar el coche en la rampa del garaje y teclear en el panel de autochecking los datos de la habitación preferida, duración de la estancia, opción de desayuno... Cumplimentado el rápido formulario digital, un plano ubica la plaza de garaje asignada. En el subterráneo, un piloto verde entre varios rojos indica dónde dirigirse, mientras se abre el portón del garaje privado comunicado con nuestra habitación. A los tres minutos, la puerta se cierra, y cuanto suceda dentro será top secret. Lo primero que salta a la vista en su interior es la belleza inquietante del hormigón desnudo, la eficiencia de la geometría útil... y el cuarto de baño integrado en la alcoba, sin ninguna separación entre los sanitarios. Un silencio sacrosanto. Excelentes acabados. Mesillas de noche encendidas como lámparas. Mucha tecnología, aunque no siempre a punto: televisión interactiva, pero no wifi; irisaciones de leds, pero no un control electrónico de las luces; automatismo de entrada, pero no de salida (hay que telefonear para que abran el portón del garaje). El desayuno, como la cena, se toma en la habitación, previa solicitud telefónica. Es servido a través de un cajetín que recuerda los antiguos tornos de los conventos de clausura. El vanguardismo conceptual del motel invita a pensar que la bandeja llega gracias a un robot o un mecanismo informatizado... ¡Pues no! Es la camarera de piso quien lo deposita en una trampilla adyacente a la puerta de emergencia, de acceso prohibido al huésped. Discreción obliga, y por eso no existen zonas comunes. El pasillo central que vertebra las habitaciones es, en realidad, un corredor auxiliar que recorre a todas horas el servicio para atender las necesidades domésticas de la clientela. Solo se puede entrar y salir a través del garaje, opaco a la curiosidad de los demás huéspedes. ¿No es excitante?
sioc:created_at
  • 20110611
is opmo:effect of
sioc:has_creator
opmopviajero:language
  • es
geo:location
opmopviajero:longit
  • 453
opmopviajero:longitMeasure
  • word
opmopviajero:page
  • 15
opmo:pname
  • http://elviajero.elpais.com/articulo/20110611elpvialbv_7/Tes (xsd:anyURI)
opmopviajero:refersTo
dcterms:rightsHolder
  • Diario El País S.L.
opmopviajero:subtitle
  • Shhh, nuevo concepto de alojamiento en las afueras de Villarreal (Castellón)
sioc:title
  • Escondite para dos
rdf:type

Metadata

Anon_0  
expand all