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  • Dentro de nada volveré a nacer. Cada 18 de septiembre vuelvo a nacer en una carretera de Pinar del Río. Ese día un camión me arrojó de la carretera bajo un gran aguacero. Uno de esos que te calan hasta el alma y sin embargo te hacen sonreír. Dicen que fue un milagro salir ilesa y sin un rasguño. Es cierto, en Cuba no hay grandes lujos, ni exquisitos manjares, ni todas las libertades, ... pero si no fuese por un destartalado Lada, sin aire acondicionado, con un solo manillar de quita y pon para subir las cuatro ventanillas, y de color indefinido después de tantas manos de pintura, hoy no podría escribir este comentario. Por un Lada y por la habilidad de los cubanos, que ante la falta de todo, encuentran solución para cualquier situación. Sin grúas, sin remolques... Tan sólo con una cuerda y la fuerza del que quiere ayudar, me sacaron, buenos, nos sacaron (éramos cuatro: un suizo, un cubano, una vallilotena y servidora de Madrid, parece el comienzo de un chiste) de la ladera de una montaña por donde había rodado nuestro coche. Eso ocurría a las tres de la tarde. A las siete estábamos abriendo una botella de ron en El Malecón. Habíamos vuelto a nacer. Tal vez por eso y porque los dos viajes que he tenido la suerte de hacer a esa isla caribeña, guardo un grato recuerdo y aún tengo la intención de volver algún día. Estuve cuando cientos de cubanos arrojaban sus vidas al mar en busca de libertad y de una nueva vida. En el noventa por ciento de los casos, la perdieron. Regresé al año siguiente. Y fui cuando volví a nacer. Es cierto, muchos amigos me dicen que a ellos les desilusionó, que hay mucha pobreza, que la revolución no es más que una dictadura... No contradigo a nadie. Tan sólo digo que nos miremos a un espejo. Muchos de los europeos que soñaron e idealizaron la revolución cubana tampoco conservan nada de aquellos tiempos. Ahora muchos son burgueses que critican un sueño desfasado y apoyan a gobiernos que venden armas, que apoyan guerras, que permiten el racismo, la desigualdad y la miseria... pero pueden gozar de un gran plasma, tres teléfonos móviles y dos coches a la puerta de su casa. Me gusta viajar, con mochila, a hoteles de 6 euros, con mi guía, improvisando... He estado en Asia, en America (la del centro, la del sur y la del norte, sí también en esa), en África... No sé, pero he visto en muchos sitios pegarse a unos niños por arrebatarse un pedazo de pan que habían dejado encima de una mesa unos turistas. No eran niños parecían perros. He visto miradas que ya no sonreían, voces que ya no cantaban... Cuba todavía conserva, a pesar de los pesares, la alegría de vivir. No nos quedemos sólo con un gobierno, quedémonos con sus gentes y con lo que nos dan sin tener nada. Vayamos más allá del tópico de Revolución, de Fidel o del Ché.\nPor cierto Paco, si pasas por Moka (tierra de cafetales) busca un hotel que se levantó en medio de un bosque, sin que sus árboles fuesen derribados, respetando la naturaleza. Es, para un mochilero, de superlujo, pero merece la pena y no te lo recomiendan las guías ni agencias de turistas. Su techo es desigual y sigue las formas de las ramas de los árboles y la barra del bar es auténtica, en ella sí se contó y se bebió la historia de la isla, te la contará el barman.
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  • 2008-09-03 16:17:22
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