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Recuerdo que por no tener, no teníamos ni zapatos en condiciones para ir a ningún lado. Mis padres, por la noche, nos hacían suelas con cartones y las pegaban dentro de aquéllos pobres zapatos que no conocían estaciones porque eran para todo el año. No teníamos calefacción y en una bandeja metálica echábamos, por la noche, para engañar al frio, alcohol de quemar y lo prendíamos. Luego tuvimos que dejar de comprar el alcohol porque no teníamos dinero para pagarlo...y recuerdo los juegos, las risas locas, los cuentos antes de dormir, las siestas de verano saltando en los colchones de lana como cabras locas y a mi madre, mi niña, intentando poner orden.\n\nNo había nada, pero lo teníamos todo en una España adolorida y pobre, tan pobre como todas las tierras en dictadura, tiranizando el hambre, el trabajo insano y el insomnio adulto, pero por lo demás, complétamente ricos, llenos y creciendo como robles, con buenas raices, fuertes y con ramas acogedoras. Somos.
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