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Nunca me ha pasado nada desagradable en un aeropuerto ni con Iberia. Recuerdo que hace años, antes del 11-S, incluso me dejaron subir a bordo dos espadas que había comprado en Toledo. Así que pa` Bruselas que se fueron la Tizona y la Colada sin más historias... Por cierto, muy útiles para acojonar a la histérica que describe Blasftome. En el campo anécdota con el pasaje todo lo más que he llegado a sufrir es el típico capullo que va detrás haciendo comentarios catastróficos cada vez que el avión se menea. También me lo hiceron pasar mal los botes que di en un aterrizaje en Gran Canaria, malditos alisios. Por lo demás, mucho alcohol, y gratis, en en trayecto a la Habana o a Nueva York, y unos "destornilladores" exquisitos que me ofreció un tal François.... Zumo de naranja cortesía de Virgin, el vodka lo llevaba en un termo, el avispado. ¡¡Menuda suerte tuve!!
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