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Lamento poner la nota discordante en todo este jolgorio: Resulta que los homosexuales juchitecas están aceptados, y eso se traduce en que trabajan en "estilismo, bordado, meseras en cantinas o venta en el mercado" e incluso se encargan de cuidar a los padres. Pues qué bien.\n\nLo siento, todo eso me da una sensación muy rancia, me recuerda mucho al trato que tenían los "mariquitas" en la España de los 60; en todos los barrios había un par de ellos, dedicados a sastres, tenderos o camareros, e indefectiblemente consagrados al cuidado de su madre. Y eran igualmente tolerados, eso sí, siempre que no transgredieran publicamente "la moral y las buenas costumbres". En el fondo, se consideraba que estaba bien que existieran, para que se pudieran hacer chistes de "mariquitas", siempre muy celebrados, o para que sirvieran cafés o tomaran medidas para un traje (tareas consideradas indignas por la gente respetable), pero ninguna "gente de orden" hubiera admitido verles trabajar en un puesto directivo.\n\nEso no es respeto, eso no es integración; si se hubiera dicho que en Juchitán a nadie le importa la orientación sexual de los demás; si se hubiera dicho que en Juchitán no se espera que un homosexual se dedique a determinados empleos (lo que implica que tiene difícil el acceso a otros); si se hubiera dicho que en Juchitán el homosexual no tiene que hacerse cargo de sus progenitores liberando de esa obligación a sus hermanos; si se hubiera dicho todo eso, me creería que hay respeto y tolerancia hacia los homosexuales. Como lo que se ha contado, insisto, me recuerda mucho épocas pretéritas (y peores) de España, me da la sensación de que simplemente se les deja vivir, siempre que no molesten.
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