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Cuando muere un escritor\nrealmente no se muere\nporque deja el corazón\nlatiendo hoy y por siempre\ndentro de cada palabra,\ndentro de cada escrito,\ndentro de cada casa\nen la que habitan sus libros.\n\nSaramago se ha marchado\na pesar de lo que dijo,\ny es que estar enamorado\nera el único camino\npara escapar de la muerte\nque le dió caza ayer mismo.\n\nDefensor de sus ideas\nutilizando palabras\npor ser la única arma\nque utilizar se debiera.\nHombre honesto y muy honrado\nsupo ser siempre sincero\npero evitando hacer daño.\nIlustrado cerrajero\nque a sí mismo se ha forjado.\nHombre prolijo y sereno\ncon un inmenso legado.\nY, sobretodo, un inmenso\nser humano enamorado\nque detuvo por amor\nlas manillas del reloj\ncuando vió a su ser amado.\n\nSé que no lo quisiera\nel maestro Saramago,\npero la muerte pudiera\ncomo el soñó con su ensayo\nhaber sido intermitente\ny dejarnos disfrutarlo\nporque el mundo no merece\nque se vaya Saramago.
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